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Efesios 1:4–23

4 según nos escogióa en Él antes de la fundación del mundob, para que fuéramos1 santos y sin manchac delante de Él. En amord

5 nos predestinó1a para adopción como hijos para síb mediante Jesucristo, conforme al beneplácito2 de su voluntadc,

6 para alabanza de la gloriaa de su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amadob.

7 En Él1 tenemos redencióna mediante su sangreb, el perdón de nuestros pecadosc según las riquezas de su graciad

8 que ha hecho abundar para con nosotros. En toda sabiduría y discernimiento1

9 nos dio a conocer el misterioa de su voluntad, según el beneplácitob que se propuso en Élc,

10 con miras a una buena administración en el1 cumplimiento de los tiemposa, es decir, de reunir todas las cosas en Cristob, tanto las que están en los cielos, como las que están en la tierra. En Él

11 también1 hemos obtenido herencia2a, habiendo sido predestinados según el propósito de aquelb que obra todas las cosas conforme al consejo de su voluntadc,

12 a fin de que nosotros, que fuimos los primeros en esperar en Cristo1, seamos para alabanza de su gloriaa.

13 En Él1 también vosotros, después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelioa de vuestra salvación, y habiendo creído, fuisteis sellados en Élb con2 el Espíritu Santo de la promesac,

14 que nos es dado como garantía1a de nuestra herenciab, con miras a la redenciónc de la posesión adquirida de Diosd, para alabanza de su gloriae.

Pablo ora por los efesios

15 Por esta razón también yo, habiendo oído de la fe en el Señor Jesús que hay entre vosotros, y de vuestro amor1 por todos los santosa,

16 no ceso de dar gracias por vosotrosa, haciendo mención de vosotros en mis oracionesb;

17 pidiendo que el Dios de nuestro Señor Jesucristoa, el Padre de gloriab, os dé espíritu de sabiduríac y de revelación en un mejor conocimiento1d de Él.

18 Mi oración es que los ojos de vuestro corazón sean1 iluminadosa, para que sepáis cuál es la esperanzab de su llamamientoc, cuáles son las riquezas de la gloriad de su herenciae en los santosf,

19 y cuál es la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia1 de la fuerza de su podera,

20 el cual obró en Cristo cuando le resucitó de entre los muertosa y le sentó a su diestrab en los lugares celestialesc,

21 muy por encima de todo principado, autoridad, poder, dominioa y de todo nombre que se nombrab, no solo en este siglo1 sino también en el venideroc.

22 Y todo sometió1 bajo sus piesa, y a Él lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesiab,

23 la cual es su cuerpoa, la plenitud de aquelb que lo llenac todo en todod.

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