Colosenses 3:8–4:1
8 Pero ahora desechad también vosotros todas estas cosasa: ira, enojo, malicia, maledicenciab, lenguaje soez de vuestra bocac.
9 No mintáis1a los unos a los otros, puesto que habéis desechado al viejo hombreb con sus malos hábitos,
10 y os habéis vestido del nuevo hombre, el cual se va renovandoa hacia un verdadero conocimiento, conforme a la imagenb de aquel que lo creóc;
11 una renovación en la cual no hay distinción entre griego y judíoa, circunciso e incircunciso1b, bárbaro2c, escita3, esclavo o libred, sino que Cristo es todo, y en todose.
¶12 Entonces, como escogidosa de Dios, santos y amados, revestíosb de tierna compasión, bondadc, humildad, mansedumbre y paciencia1d;
13 soportándoos unos a otrosa y perdonándoos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro; como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotrosb.
14 Y sobre todas estas cosas, vestíos de amor, que es el vínculo1a de la unidad2b.
15 Y que la paz de Cristo1 reine2 en vuestros corazonesa, a la cual en verdad3 fuisteis llamados en un solo cuerpob; y sed agradecidos.
16 Que la palabra de Cristo1a habite en abundancia en vosotros, con toda sabiduría enseñándoos y amonestándoos unos a otrosb con salmos, himnos y canciones espiritualesc, cantandod a Dios con acción de gracias2 en vuestros corazones.
17 Y todo lo que hacéis, de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesúsa, dando gracias por medio de Él a Dios el Padreb.
Relaciones sociales del cristiano
¶18 aMujeres, estad sujetas a vuestros maridosb, como conviene en el Señor.
19 Maridos, amad a vuestras1 mujeresa y no seáis ásperos2 con ellas.
20 Hijos, sed obedientes a vuestros padres en todo, porque esto es agradable al1 Señora.
21 Padres, no exasperéis1 a vuestros hijosa, para que no se desalienten.
22 Siervos1, obedeced en todo a vuestros2 amos en la tierra3a, no para ser vistos4, como los que quieren agradar a los hombres, sino con sinceridad de corazón, temiendo al Señorb.
23 Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombresa,
24 sabiendo que del Señor recibiréis la recompensaa de la herenciab. Es a Cristo el Señor a quien servísc.
25 Porque el que procede con injusticia sufrirá las consecuencias del mal que ha cometidoa, y eso, sin acepción de personasb.
Amos, tratad con justicia y equidad a vuestros siervos1, sabiendo que vosotros también tenéis un Señor2 en el cieloa.