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1 Corintios 10–16

Capitulo 10

Ejemplos de la historia de Israel

Porque no quiero que ignoréis, hermanosa, que nuestros padres todos estuvieron bajo la nubeb, y todos pasaron por el marc;

2 y en Moisés todos fueron bautizados1a en la nube y en el mar;

3 y todos comieron el mismo alimento espirituala;

4 y todos bebieron la misma bebida espiritual, porque bebían de una roca espirituala que los seguía; y la roca era Cristo1.

5 Sin embargo, Dios no se agradó de la mayor parte de ellos, pues quedaron tendidos en el desiertoa.

6 Estas cosas sucedieron como ejemplo para nosotrosa, a fin de que no codiciemos1 lo malo, como ellos lo codiciaronb.

7 No seáis, pues, idólatrasa, como fueron algunos de ellos, según está escrito: El pueblo se sentó a comer y a beber, y se levantó a jugarb.

8 Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicarona, y en un día cayeron veintitrés milb.

9 Ni provoquemos1 al Señor2, como algunos de ellos le provocaron3a, y fueron destruidos4 por las serpientes.

10 Ni murmuréis, como algunos de ellos murmurarona, y fueron1 destruidosb por el destructorc.

11 Estas cosas les sucedieron como ejemploa, y fueron escritas como enseñanza para nosotrosb, para quienes ha llegado el fin de los siglosc.

12 Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caigaa.

13 No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; y fiel es Diosa, que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escapeb, a fin de que podáis resistirla.

14 Por tanto, amadosa míos, huid de la idolatríab.

15 Os hablo como a sabios; juzgad vosotros lo que digo.

16 La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la participación en la sangre de Cristoa? El pan que partimos, ¿no es la participación en el cuerpo de Cristob?

17 Puesto que el pan es uno, nosotros, que somos muchos, somos un cuerpoa; pues todos participamos de aquel mismo pan.

18 Considerad al pueblo de Israel1a: los que comen los sacrificiosb, ¿no participan del altar?

19 ¿Qué quiero decir, entonces? ¿Que lo sacrificado a los ídolos es algo, o que un ídolo es algoa?

20 No, sino que digo que lo que los gentiles sacrifican, lo sacrifican a los demonios y no a Diosa; no quiero que seáis partícipes con los demonios.

21 No podéis beber la copa del Señor y la copa de los demoniosa; no podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demoniosb.

22 ¿O provocaremos a celos al Señora? ¿Somos, acaso, más fuertes que Élb?

Libertad cristiana

23 Todo es lícito, pero no todo es de provechoa. Todo es lícito, pero no todo edificab.

24 Nadie busque su propio bien, sino el de su prójimo1a.

25 Comed de todo lo que se vende en la carnicería sin preguntar nada por motivos de concienciaa;

26 porque del Señor es la tierra y todo lo que en ella hay1a.

27 Si algún incréduloa os invita y queréis ir, comed de todo lo que se os ponga delanteb sin preguntar nada por motivos de conciencia.

28 Pero si alguien os dice: Esto ha sido sacrificado a los ídolos, no la comáis, por causa del que os lo dijo, y por motivos de concienciaa; 1porque del Señor es la tierra y todo lo que en ella hay2.

29 Quiero decir, no vuestra conciencia, sino la del otro; pues ¿por qué ha de ser juzgada mi libertad por la conciencia ajenaa?

30 Si participo con agradecimiento, ¿por qué he de ser censurado1a a causa de aquello por lo cual doy graciasb?

31 Entonces, ya sea que comáis, que bebáis, o que hagáis cualquiera otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Diosa.

32 No seáis motivo de tropiezoa ni a judíos, ni a griegos, ni a la iglesia de Diosb;

33 así como también yo procuro agradar a todos en todoa, no buscando mi propio beneficiob, sino el de muchos, para que sean salvosc.

Capitulo 11

Sed imitadores de mía, como también yo lo soy de Cristo.

La mujer en la iglesia

2 Os alaboa porque en todo os acordáis de míb y guardáis las tradiciones con firmeza, tal como yo os las entreguéc.

3 Pero quiero que sepáis que la cabezaa de todo hombre es Cristo1, y la cabeza de la mujer es el hombreb, y la cabeza de Cristo1 es Diosc.

4 Todo hombre que cubre su cabeza mientras ora o profetizaa, deshonra su cabeza.

5 Pero toda mujer que tiene la cabeza descubierta mientras ora o profetizaa, deshonra su cabeza; porque se hace una con la que está rapadab.

6 Porque si la mujer no se cubre la cabeza, que también se corte el cabello; pero si es deshonroso para la mujer cortarse el cabello, o raparse, que se cubra.

7 Pues el hombre no debe cubrirse la cabeza, ya que él es la imagen y gloria de Diosa; pero la mujer es la gloria del hombre.

8 Porque el hombre no procede1 de la mujer, sino la mujer del hombrea;

9 pues en verdad el hombre no fue creado a causa de la mujer, sino la mujer a causa del hombrea.

10 Por tanto, la mujer debe tener un símbolo de autoridad sobre la cabeza, por causa de los ángeles.

11 Sin embargo, en el Señor, ni la mujer es independiente del1 hombre, ni el hombre independiente de la2 mujer.

12 Porque así como la mujer procede del hombre, también el hombre nace de la mujer; y todas las cosas proceden de Diosa.

13 Juzgada vosotros mismos: ¿es propio que la mujer ore a Dios con la cabeza descubierta?

14 ¿No os enseña la misma naturaleza que si el hombre tiene el cabello largo le es deshonra,

15 pero que si la mujer tiene el cabello largo le es una gloria? Pues a ella el cabello le es dado por velo.

16 Pero si alguno parece ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbrea, ni la tienen las iglesias de Diosb.

La Cena del Señor

17 Pero al daros estas instrucciones, no os alaboa, porque no os congregáis para lo bueno1, sino para lo malo2.

18 Pues, en primer lugar, oigo que cuando os reunís como iglesia1 hay divisiones2a entre vosotros; y en parte lo creo.

19 Porque es necesario que entre vosotros haya bandosa, a fin de que se manifiesten entre vosotros los que son aprobadosb.

20 Por tanto, cuando os reunís, esto ya no es comer la cena del Señor,

21 porque al comer, cada uno toma primero su propia cena; y uno pasa hambre y otro se embriagaa.

22 ¿Qué? ¿No tenéis casas para comer y beber? ¿O menospreciáis la iglesia de Diosa y avergonzáis a los que nada tienenb? ¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabaréc.

23 Porque yo recibí del Señor lo mismo que os he enseñado1a: que bel Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan,

24 y después de dar gracias, lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo que es1 para vosotros; haced esto en memoria de .

25 De la misma manera tomó también la copa después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pactoa en mi sangreb; haced esto cuantas veces la bebáis en memoria de .

26 Porque todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor proclamáis hasta que Él vengaa.

27 De manera que el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señora.

28 Por tanto, examínese cada uno1 a sí mismoa, y entonces coma del pan y beba de la copa.

29 Porque el que come y bebe sin discernir correctamente el cuerpo del Señor, come y bebe juicio para sí.

30 Por esta razón hay muchos débiles y enfermos entre vosotros, y muchos duermen1a.

31 Pero si nos juzgáramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados.

32 Pero cuando somos juzgados, el Señor nos disciplinaa para que no seamos condenados con el mundob.

33 Así que, hermanos míos, cuando os reunáis para comer, esperaos unos a otros.

34 Si alguno tiene hambrea, coma en su casab, para que no os reunáis para juicio. Los demás asuntos los arreglaréc cuando vayad.

Capitulo 12

Los dones espirituales

En cuanto a los dones espiritualesa, no quiero, hermanos, que seáis ignorantesb.

2 Sabéis que cuando erais paganos1a, de una manera u otra erais arrastrados hacia los ídolos mudosb.

3 Por tanto, os hago saber que nadie hablando por1 el Espíritu de Dios, dice: Jesús es anatema2a; y nadie puede decir: Jesús es el Señorb, excepto por1 el Espíritu Santoc.

Diversidad y unidad de los dones

4 Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismoa.

5 Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo.

6 Y hay diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios el que hace todas las cosas en todosa.

7 Pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el bien comúna.

8 Pues a uno le es dada palabra de sabiduríaa por el Espíritu; a otro, palabra de conocimientob según el mismo Espíritu;

9 a otro, fea por1 el mismo Espíritu; a otro, dones de sanidad2b por1 el único Espíritu;

10 a otro, poder de milagros1a; a otro, profecíab; a otro, discernimiento2 de espíritusc; a otro, diversas clases de lenguasd, y a otro, interpretación de lenguase.

11 Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, distribuyendo individualmente a cada uno según la voluntad de Éla.

La iglesia, cuerpo de Cristo

12 Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, constituyen un solo cuerpoa, así también es Cristob.

13 Pues por1 un mismo Espíritua todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, ya judíos o griegos, ya esclavos o libresb, y a todos se nos dio a beber2 del mismo Espírituc.

14 Porque el cuerpo no es un solo miembro, sino muchosa.

15 Si el pie dijera: Porque no soy mano, no soy parte del cuerpo, no por eso deja de ser parte del cuerpo.

16 Y si el oído dijera: Porque no soy ojo, no soy parte del cuerpo, no por eso deja de ser parte del cuerpo.

17 Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿qué sería del1 oído? Si todo fuera oído, ¿qué sería del1 olfato?

18 Ahora bien, Dios ha colocadoa a cada uno de los miembros1 en el cuerpo según le agradób.

19 Y si todos fueran un solo miembro, ¿qué sería del1 cuerpo?

20 Sin embargo, hay muchos miembros, pero un solo cuerpoa.

21 Y el ojo no puede decir a la mano: No te necesito; ni tampoco la cabeza a los pies: No os necesito.

22 Por el contrario, la verdad es que los miembros1 del cuerpo que parecen ser los más débiles, son los más necesarios;

23 y las partes del cuerpo que estimamos1 menos honrosas, a estas las vestimos con2 más …

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