1 Pedro 3:1–6
Asimismo vosotras, mujeresa, estad sujetas a vuestros maridosb, de modo que si algunos de ellos son desobedientes a la palabra, puedan ser ganados sin palabra alguna por la conducta de sus mujeresc
2 al observar vuestra conducta casta y respetuosa1.
3 Y que vuestro adorno no sea externoa: peinados ostentosos1, joyas de oro o vestidos lujosos,
4 sino que sea el yo interno1a, con el adorno2 incorruptible de un espíritu tierno y sereno, lo cual es precioso delante de Dios.
5 Porque así también se adornaban en otro tiempo las santas mujeres que esperaban en Diosa, estando sujetas a sus maridos.
6 Así obedeció Sara a Abraham, llamándolo señora, y vosotras habéis llegado a ser hijas de ella, si hacéis el bien y no estáis amedrentadas por ningún temorb.