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La Biblia de las Américas
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Arrepentimiento y confesión

El día veinticuatro de este mesa se congregaron los hijos de Israel en ayunob, vestidos de cilicio y con polvo sobre síc.

2 Y los descendientes1 de Israel se separaron de todos los extranjerosa, y se pusieron en pie, confesando sus pecados y las iniquidades de sus padresb.

3 Puestos de pie, cada uno en su lugara, leyeron en el libro de la ley del Señor su Dios por una cuarta parte del día; y por otra cuarta parte confesaron y adoraron al Señor su Dios.

4 Y sobre el estrado de los levitas se levantaron Jesúa, Bani, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Bania y Quenani, y clamaron en alta voz al Señor su Dios.

5 Entonces los levitas, Jesúa, Cadmiel, Bani, Hasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías, dijeron: Levantaos, bendecid al Señor vuestro Dios por siempre y para siempre.

Sea bendito tu glorioso nombre

y exaltado sobre toda bendición y alabanza.

6 Solo tú eres el Señora.

Tú hiciste los cielos,

los cielos de los cielos con todo su ejército,

la tierra y todo lo que en ella hayb,

los mares y todo lo que en ellos hay.

Tú das vida a todos ellosc

y el ejército de los cielos se postra ante ti.

7 Tú eres el Señor Dios

que escogiste a Abrama,

lo sacaste de Ur de los Caldeosb

y le diste por nombre Abrahamc.

8 Hallaste fiel su corazón delante de ti,

e hiciste con él un pacto

para darle la tierra del cananeo,

del heteo, del amorreo,

del ferezeo, del jebuseo y del gergeseo,

para darla a su descendencia1a.

Y has cumplido tu palabrab, porque eres justo.

¶9 viste la aflicción de nuestros padres en Egiptoa,

y escuchaste su clamor junto al mar Rojo1b.

10 Entonces hiciste señales y maravillas contra Faraóna,

contra todos sus siervos y contra todo el pueblo de su tierra;

pues supiste que ellos los trataban con soberbia,

y te hiciste un nombreb como el de hoy.

11 Dividiste el mar delante de ellosa,

y pasaron por medio del mar sobre tierra firme;

y echaste en los abismos a sus perseguidores,

como a una piedra en aguas turbulentas1b.

12 Con columna de nube los guiaste de día,

y con columna de fuego de noche,

para alumbrarles el camino

en que debían andara.

13 Luego bajaste sobre el monte Sinaía,

y desde el cielo hablaste con ellosb;

les diste ordenanzas justas y leyes verdaderas,

estatutos y mandamientos buenosc.

14 Les hiciste conocer tu santo día de reposoa,

y les prescribiste mandamientos, estatutos y la ley

por medio1 de tu siervo Moisés.

15 Les proveíste pan del cielo para su hambrea,

les sacaste agua de la peña para su sedb,

y les dijiste que entraran a poseer

la tierra que tú habías jurado darles1c.

¶16 Pero ellos, nuestros padres, obraron con soberbiaa,

endurecieron su cerviz y no escucharon tus mandamientosb.

17 Rehusaron escuchar,

y no se acordaron de las maravillas que hiciste entre ellosa;

endurecieron su cerviz y eligieron un jefe para volver a su esclavitud en Egipto1b.

Pero tú eres un Dios de perdón,

clemente y compasivo,

lento para la ira y abundante en misericordiac,

y no los abandonaste.

18 Ni siquiera cuando se hicieron

un becerro de metal fundido

y dijeron: «Este es tu Dios

que te sacó de Egipto»,

y cometieron grandes blasfemias1a,

19 tú, en tu gran compasión,

no los abandonaste en el desiertoa;

la columna de nube no los dejó de día,

para guiarlos en el camino,

ni la columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por donde debían andarb.

20 Y diste tu buen Espíritu para instruirlesa,

no retiraste tu maná de su boca,

y les diste agua para su sed.

21 Por cuarenta años proveíste para ellos en el desierto y nada les faltóa,

sus vestidos no se gastaron ni se hincharon sus pies.

22 También les diste reinos y pueblos,

y se los repartiste con sus límites1.

Y tomaron posesión de la tierra de Sehón, rey2 de Hesbón,

y la tierra de Og, rey de Basána.

23 Y multiplicaste sus hijos como las estrellas del cieloa,

y los llevaste a la tierra

que habías dicho a sus padres que entraran a poseerla.

24 Y entraron los hijos y poseyeron la tierraa.

Y tú sometiste delante de ellos a los habitantes de la tierra, a los cananeos,

y los entregaste en su mano, con sus reyes y los pueblos de la tierra,

para hacer con ellos como quisieranb.

25 Y capturaron ciudades fortificadasa y una tierra fértil1b.

Tomaron posesión de casas llenas de toda cosa buena,

cisternas excavadas, viñas y olivares,

y árboles frutales en abundanciac.

Y comieron, se saciaron, engordarond

y se deleitaron en tu gran bondade.

¶26 Pero fueron desobedientes y se rebelaron contra tia,

echaron tu ley a sus espaldasb,

mataron a tus profetasc que los amonestaban1

para que se volvieran a tid,

y cometieron grandes blasfemias2e.

27 Entonces los entregaste en mano de sus enemigos, que los oprimierona,

pero en el tiempo de su angustia clamaron a ti,

y tú escuchaste desde el cielo, y conforme a tu gran compasiónb

les diste libertadores que los libraron de mano de sus opresoresc.

28 Pero cuando tenían descansoa, volvían a hacer lo malo delante de ti;

por eso tú los abandonabas en mano de sus enemigos para que los dominaran;

y cuando clamaban de nuevo a ti, tú oías desde el cielo

y muchas veces los rescataste conforme a tu compasiónb.

29 Los amonestaste1 para que volvieran a tu leya,

pero ellos obraron con soberbia y no escucharon tus mandamientosb, sino que pecaron contra tus ordenanzas,

las cuales si el hombre las cumple, por ellas vivirác.

Y dieron la espalda en rebeldía, endurecieron su cerviz y no escucharond.

30 Sin embargo, tú los soportaste por muchos añosa,

y los amonestaste1b con tu Espírituc por medio2 de tus profetas,

pero no prestaron oído.

Entonces los entregaste en mano de los pueblos de estas3 tierras.

31 Pero en tu gran compasión no los

exterminastea ni los abandonaste,

porque tú eres un Dios clemente y compasivob.

¶32 Ahora pues, Dios nuestro, Dios grande, poderoso y temible, que guardas el pacto y la misericordiaa,

no parezca insignificante ante ti toda la aflicción

que nos ha sobrevenido, a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes, a nuestros profetas, a nuestros padres y a todo tu pueblo,

desde los días de los reyes de Asiriab hasta el día de hoy.

33 Mas tú eres justo en todo lo que ha venido sobre nosotros,

porque tú has obrado fielmentea,

pero nosotros perversamente.

34 Nuestros reyes, nuestros jefes, nuestros sacerdotes y nuestros padres no han observado tu ley

ni han hecho caso a tus mandamientos ni a tus amonestaciones1 con que los amonestabas2.

35 Pero ellos en su propio reino,

con los1 muchos bienes que tú les diste,

con la espaciosa y rica tierra2 que pusiste delante de ellosa,

no te sirvieron ni se convirtieron de sus malas obrasb.

36 He aquí, hoy somos esclavos,

y en cuanto a la tierra que diste a nuestros padres

para comer de sus frutos y de sus bienes,

he aquí, somos esclavos en ellaa.

37 Y su abundante fruto es para los reyes

que tú pusiste sobre nosotrosa a causa de nuestros pecados,

los cuales dominan nuestros cuerpos

y nuestros ganados como les place,

y en gran angustia estamos.

38 1A causa de todo esto, nosotros hacemos un pacto fiel por escritoa; y en el documento sellado están los nombres de nuestros jefesb, nuestros levitas y nuestros sacerdotes.

LBLA

About La Biblia de las Américas

Reconociendo la crítica necesidad de una traducción exacta de la Biblia, y en un español contemporáneo, Lockman Bible Ministries, a través del departamento de traducciones, ha producido La Biblia de las Américas®, la cual es una traducción de los idiomas originales de las Escrituras y presenta la Palabra de Dios en forma clara y comprensible; por tanto, fácil de leerse y de ser entendida por todos, además de ser muy conveniente para estudios bíblicos serios.

LITERAL: Porque es traducida directamente del hebreo, arameo y griego al español, tomando en cuenta cada palabra en estos idiomas originales. La Biblia de las Américas® traduce (no interpreta) el sentido de las palabras de los idiomas originales. Por eso, Ud. puede leerla con la seguridad y convicción de que está leyendo la PALABRA DE DIOS.

CONFIABLE: Porque se tradujo literal y objetivamente. Ud. puede confiar que en el español se representan con exactitud y claridad las palabras de los idiomas originales. LBLA® es la primera Biblia en español que fue producida por un equipo internacional e interdenominacional de eruditos evangélicos de varios países de América Latina y también de España y los Estados Unidos. Se terminó en 1986 después de quince años de ardua labor. The Lockman Foundation, que produjo LBLA® , es conocida en el campo bíblico como un líder en la producción y publicación de Biblias fieles a los idiomas originales.

FÁCIL DE LEER: Porque se han observado las reglas de la gramática española moderna en un estilo ágil y ameno en un texto de alta calidad literaria y sumamente comprensible. Esta versión se ha producido con la firme convicción de que las Sagradas Escrituras, según fueron escritas originalmente en hebreo, arameo y griego, fueron inspiradas por Dios, y son de provecho para la formación integral del cristiano. Puesto que las Escrituras son la eterna palabra de Dios, hablan siempre con renovado poder a cada generación para dar sabiduría que lleva a la salvación en Cristo, equipando al creyente para disfrutar de una vida abundante y feliz en la tierra, y constituyéndolo en testimonio viviente de la verdad para la gloria eterna de Dios.

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