Luego comenzó a enseñarles:
—El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Es necesario que lo maten y que a los tres días resucite.
Habló de esto con toda claridad. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo. Pero Jesús se dio la vuelta, miró a sus discípulos, y reprendió a Pedro.
—¡Aléjate de mí, Satanás!—le dijo—. Tú no piensas
Mark 8:31–9:1