Mientras estaban sentados a la mesa comiendo, dijo:
—Les aseguro que uno de ustedes, que está comiendo conmigo, me va a traicionar.
Ellos se pusieron tristes, y uno tras otro empezaron a preguntarle:
—¿Acaso seré yo?
—Es uno de los doce—contestó—, uno que moja el pan conmigo en el plato. A la verdad, el Hijo del hombre se irá tal como está escrito de él, pero ¡ay de aquel que lo traiciona! Más le valdría a ese hombre no haber nacido.
Mark 14:18–21