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La Biblia de las Américas
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Profecías contra los reyes de Judá

Así dice el Señor: Desciende a la casa del rey de Judá y habla allí esta palabra,

2 y di: «Escucha la palabra del Señor, oh rey de Judá, que te sientas sobre el trono de David, tú, tus siervos y tu pueblo, los que entran por estas puertasa.

3 »Así dice el Señor: “Practicad el derecho y la justicia, y librad al despojado de manos de su opresora. Tampoco maltratéis ni hagáis violencia al extranjero, al huérfano o a la viudab, ni derraméis sangre inocente en este lugarc.

4 “Porque si en verdad observáis este mandato, entonces entrarán reyes por las puertas de esta casa, y se sentarán en el lugar de David1, en su trono; entrarán montados en carros y caballos, el rey2, sus siervos y su puebloa.

5 “Pero si no obedecéis estas palabrasa, juro por mí mismo”—declara el Señorb—“que esta casa vendrá a ser una desolación”».

6 Porque así dice el Señor acerca de la casa del rey de Judá:

Como Galaada eres para mí,

como la cumbre del Líbano;

pero ciertamente te convertiré en un desierto,

como ciudades deshabitadasb.

7 Designaré contra ti destructoresa,

cada uno con sus armas,

y cortarán tus cedros más selectosb

y los echarán al fuegoc.

8 Pasarán muchas naciones junto a esta ciudad, y dirá cada cual a su prójimo: «¿Por qué ha hecho así el Señor con esta ciudada?».

9 Entonces responderán1: “Porque abandonaron el pacto del Señor su Dios, y se postraron ante otros dioses y les sirvierona.”

¶10 No lloréis por el muerto ni hagáis duelo por él,

llorad amargamente por el que se vaa,

porque jamás volverá

ni verá su tierra natalb.

11 Porque así dice el Señor acerca de Salum1, hijo de Josías, rey de Judá, que reinó en lugar de su padre Josías, y que salió de este lugar: Nunca más volverá aquía;

12 sino que en el lugar adonde lo llevaron cautivo, allí moriráa, y no verá más esta tierra.

¶13 Ay del que edifica su casa sin justiciaa

y sus aposentos altos sin derecho,

que a su prójimo hace trabajar de balde

y no le da su salariob.

14 El que dice: «Me edificaré una casa espaciosa

con amplios aposentos altosa»;

y le abre1 ventanas,

la recubre de cedrob y la pinta de rojo2.

15 ¿Acaso te harás rey porque compites en cedro?

¿No comió y bebió tu padre

y practicó el derecho y la justiciaa?

Por eso le fue bienb.

16 Juzgó la causa del pobre y del necesitadoa;

entonces le fue bien.

¿No es esto conocerme?

—declara el Señorb.

17 Mas tus ojos y tu corazón

solo están para tu propia gananciaa,

para derramar sangre inocenteb,

y para practicar la opresión y la violencia1.

18 Por tanto, así dice el Señor acerca de Joacima, hijo de Josías, rey de Judá:

No llorarán por élb:

«¡Ay, hermano míoc!» o «¡Ay, hermana!».

No llorarán por él:

«¡Ay, Señor!» o «¡Ay, su gloria!»

19 Con entierro de asno, será enterradoa:

arrastrado y tirado fuera de las puertas de Jerusalén.

20 Sube al Líbano y clama,

y da voces1 en Basán;

clama también desde Abarima,

porque han sido destruidos todos tus amantesb.

21 Te hablé en tu prosperidad,

pero dijiste: «No escucharé».

Esta ha sido tu costumbre desde tu juventud,

que nunca has escuchado mi voza.

22 A todos tus pastoresa arrasará1 el viento,

y tus amantes irán al cautiveriob;

entonces ciertamente serás avergonzada y humilladac

a causa de toda tu maldad.

23 Tú que moras en el Líbano,

anidada en los cedros,

¡cómo gemirás cuando te vengan los dolores,

dolor como de mujer de partoa!

24 Vivo yo—declara el Señor—aunque Conías1, hijo de Joacim, rey de Judáa, fuera un anillo2 en mi manob derecha, aun de allí lo3 arrancaría.

25 Te entregaré en manos de los que buscan tu vida, sí, en manos de los que temes: en manos de Nabucodonosor, rey de Babiloniaa, y en manos de los caldeos.

26 Te arrojaréa a ti y a la madreb que te dio a luz a otro país donde no nacisteis, y allí moriréis.

27 Pero a la tierra a la cual con toda el alma anhelan volver, a ella no volverán.

28 ¿Es acaso este hombre Conías una vasija despreciada y rota?

¿Es un objeto indeseablea?

¿Por qué han sido arrojados él y sus descendientesb

y echados a una tierra que no conocíanc?

29 ¡Oh tierra, tierra, tierra!,

oye la palabra del Señora.

30 Así dice el Señor:

«Inscribid a este hombre como sin hijosa,

hombre que no prosperará en sus días;

porque ninguno de sus descendientes logrará1b

sentarse sobre el trono de Davidc

ni gobernar de nuevo en Judá».”

LBLA

About La Biblia de las Américas

Reconociendo la crítica necesidad de una traducción exacta de la Biblia, y en un español contemporáneo, Lockman Bible Ministries, a través del departamento de traducciones, ha producido La Biblia de las Américas®, la cual es una traducción de los idiomas originales de las Escrituras y presenta la Palabra de Dios en forma clara y comprensible; por tanto, fácil de leerse y de ser entendida por todos, además de ser muy conveniente para estudios bíblicos serios.

LITERAL: Porque es traducida directamente del hebreo, arameo y griego al español, tomando en cuenta cada palabra en estos idiomas originales. La Biblia de las Américas® traduce (no interpreta) el sentido de las palabras de los idiomas originales. Por eso, Ud. puede leerla con la seguridad y convicción de que está leyendo la PALABRA DE DIOS.

CONFIABLE: Porque se tradujo literal y objetivamente. Ud. puede confiar que en el español se representan con exactitud y claridad las palabras de los idiomas originales. LBLA® es la primera Biblia en español que fue producida por un equipo internacional e interdenominacional de eruditos evangélicos de varios países de América Latina y también de España y los Estados Unidos. Se terminó en 1986 después de quince años de ardua labor. The Lockman Foundation, que produjo LBLA® , es conocida en el campo bíblico como un líder en la producción y publicación de Biblias fieles a los idiomas originales.

FÁCIL DE LEER: Porque se han observado las reglas de la gramática española moderna en un estilo ágil y ameno en un texto de alta calidad literaria y sumamente comprensible. Esta versión se ha producido con la firme convicción de que las Sagradas Escrituras, según fueron escritas originalmente en hebreo, arameo y griego, fueron inspiradas por Dios, y son de provecho para la formación integral del cristiano. Puesto que las Escrituras son la eterna palabra de Dios, hablan siempre con renovado poder a cada generación para dar sabiduría que lleva a la salvación en Cristo, equipando al creyente para disfrutar de una vida abundante y feliz en la tierra, y constituyéndolo en testimonio viviente de la verdad para la gloria eterna de Dios.

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