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La Biblia de las Américas
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Promesa del Señor a David

aSucedió que cuando el rey ya moraba en su casa, y el Señor le había dado descanso de sus enemigos por todos lados,

2 el rey dijo al profeta Natána: Mira, yo habito en una casa de cedrob, pero el arca de Dios mora en medio de cortinasc.

3 Entonces Natán dijo al rey: Ve, haz todo lo que está en tu corazóna, porque el Señor está contigo.

4 Y sucedió que esa misma noche la palabra del Señor vino a Natán, diciendo:

5 Ve y di a mi siervo David: «Así dice el Señor: “¿Eres tú el que me va a edificar una casa para morar en ellaa?

6 “Pues no he morado en una casa desde el día en que saqué de Egipto a los hijos de Israel hasta hoya, sino que he andado errante en una tienda, en un tabernáculo1b.

7 “Dondequiera que he ido con todos los hijos de Israela, ¿hablé palabra a alguna de las tribus de Israel, a la cual haya ordenado que pastoreara a mi pueblo Israelb, diciendo: ‘¿Por qué no me habéis edificado una casa de cedro?’?”».

8 Ahora pues, así dirás a mi siervo David: «Así dice el Señor de los ejércitos: “Yo te tomé del pastizal, de seguir las ovejasa, para que fueras príncipe sobre mi pueblo Israelb.

9 “Y he estado contigo por dondequiera que has idoa y he exterminado1 a todos tus enemigos de delante de tib, y haré de ti un gran nombre como el nombre de los grandes que hay en la tierra.

10 “Asignaré también un lugar para mi pueblo Israel, y lo plantaré allí a fin de que habite en su propio lugar y no sea perturbado de nuevoa, ni les aflijan más los malvados1 como antesb,

11 y como desde el día en que ordené que hubiera jueces sobre mi pueblo Israela; te daré reposo de todos tus enemigosb, y el Señor también te hace saber que el Señor te edificará una casac.

12 “Cuando tus días se cumplan y reposes con tus padresa, levantaré a tu descendiente1 después de ti, el cual saldrá de tus entrañas, y estableceré su reinob.

13 “El edificará casa a mi nombrea, y yo estableceré el trono de su reino para siempreb.

14 “Yo seré padre para él y él será hijo para mía. Cuando cometa iniquidad, lo corregiré con vara de hombres y con azotes de hijos de hombresb,

15 pero mi misericordia no se apartará de él, como la aparté de Saúla a quien quité de delante de ti.

16 “Tu casa y tu reino permanecerán para siempre delante de mí1; tu trono será establecido para siemprea”».

17 Conforme a todas estas palabras y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David.

18 Entonces el rey David entró y se sentó delante del Señor y dijo: ¿Quién soy yo, oh Señor Dios1a, y qué es mi casa para que me hayas traído hasta aquí?

19 Y aun esto fue insignificante ante tus ojos, oh Señor Dios, pues también has hablado de la casa de tu siervo concerniente a un futuro lejanoa. Y esta es la ley de los hombres1, oh Señor Diosb.

20 ¿Y qué más podría decirte David? Pues tú conoces a tu siervo, oh Señor Diosa.

21 A causa de tu palabra, conforme a tu propio corazón, tú has hecho toda esta grandeza, para que lo sepa tu siervoa.

22 Oh Señor Dios, por eso tú eres grande; pues no hay nadie como túa, ni hay Dios fuera de tib, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídosc.

23 ¿Y qué otra nación en la tierra es como tu pueblo Israel, al cual viniste1 a redimir para ti2 como pueblo, a fin de darte3 un nombrea, y hacer grandes cosas a su favor y cosas portentosasb para tu tierra, ante tu pueblo que rescataste para ti de Egiptoc, de naciones y de sus dioses?

24 Pues tú has establecido para ti a tu pueblo Israela como pueblo tuyo para siempre, y tú, Señor, has venido a ser su Diosb.

25 Y ahora, oh Señor Dios, confirma para siempre la palabra que has hablado acerca de tu siervo y acerca de su casa, y haz según has hablado.

26 Y sea engrandecido tu nombre para siempre, al decirse: «El Señor de los ejércitos es Dios sobre Israel”; y que la casa de tu siervo David sea establecida delante de tia.

27 Porque tú, oh Señor de los ejércitos, Dios de Israel, has revelado a1 tu siervo, diciendo: «Yo te edificaré casa»; por tanto, tu siervo ha hallado ánimo para elevar2 esta oración a tia.

28 Ahora pues, oh Señor Dios, tú eres Dios, tus palabras son verdad y tú has prometido1 este bien a tu siervoa.

29 Y ahora, ten a bien bendecir la casa de tu siervo, a fin de que permanezca1 para siempre delante de ti; porque tú, oh Señor Dios, has hablado y con tu bendición será bendita para siempre la casa de tu siervoa.

LBLA

About La Biblia de las Américas

Reconociendo la crítica necesidad de una traducción exacta de la Biblia, y en un español contemporáneo, Lockman Bible Ministries, a través del departamento de traducciones, ha producido La Biblia de las Américas®, la cual es una traducción de los idiomas originales de las Escrituras y presenta la Palabra de Dios en forma clara y comprensible; por tanto, fácil de leerse y de ser entendida por todos, además de ser muy conveniente para estudios bíblicos serios.

LITERAL: Porque es traducida directamente del hebreo, arameo y griego al español, tomando en cuenta cada palabra en estos idiomas originales. La Biblia de las Américas® traduce (no interpreta) el sentido de las palabras de los idiomas originales. Por eso, Ud. puede leerla con la seguridad y convicción de que está leyendo la PALABRA DE DIOS.

CONFIABLE: Porque se tradujo literal y objetivamente. Ud. puede confiar que en el español se representan con exactitud y claridad las palabras de los idiomas originales. LBLA® es la primera Biblia en español que fue producida por un equipo internacional e interdenominacional de eruditos evangélicos de varios países de América Latina y también de España y los Estados Unidos. Se terminó en 1986 después de quince años de ardua labor. The Lockman Foundation, que produjo LBLA® , es conocida en el campo bíblico como un líder en la producción y publicación de Biblias fieles a los idiomas originales.

FÁCIL DE LEER: Porque se han observado las reglas de la gramática española moderna en un estilo ágil y ameno en un texto de alta calidad literaria y sumamente comprensible. Esta versión se ha producido con la firme convicción de que las Sagradas Escrituras, según fueron escritas originalmente en hebreo, arameo y griego, fueron inspiradas por Dios, y son de provecho para la formación integral del cristiano. Puesto que las Escrituras son la eterna palabra de Dios, hablan siempre con renovado poder a cada generación para dar sabiduría que lleva a la salvación en Cristo, equipando al creyente para disfrutar de una vida abundante y feliz en la tierra, y constituyéndolo en testimonio viviente de la verdad para la gloria eterna de Dios.

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