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La Biblia de las Américas
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David regresa a Jerusalén

¶Pero los de Israel habían huido, cada uno a su tiendab.

9 Y todo el pueblo reñía en todas las tribus de Israel, diciendo: El rey nos ha librado de mano1 de nuestros enemigos y nos ha salvado de mano1 de los filisteosa, pero ahora ha huido de la tierra, de Absalónb.

10 Sin embargo, Absalón, a quien ungimos sobre nosotros, ha muerto en combate. Ahora pues, ¿por qué guardáis silencio respecto a restaurar al rey?

11 Entonces el rey David envió mensaje a los sacerdotes Sadoc y Abiatara, diciendo: Hablad a los ancianos de Judá, y decidles1: «¿Por qué sois los últimos en hacer volver al rey a su casa, ya que la palabra de todo Israel ha llegado al rey, a su casa?

12 »Sois mis hermanos; mi hueso y mi carne soisa. ¿Por qué, pues, sois los últimos en hacer volver al rey?».

13 Y decid a Amasaa: «¿No eres hueso mío y carne míab? Así haga Dios conmigo y aun más si no has de ser jefe del ejércitoc delante de mí para siempre en lugar de Joabd».

14 Así inclinó el corazón de todos los hombres de Judá como el de un solo hombrea, y enviaron palabra al rey, diciendo: Regresa, tú y todos tus siervos.

15 Volvió el rey y llegó hasta el Jordán. Y Judá vino a Gilgal para ir al encuentro del reya, para conducir al rey al otro lado del Jordán.

16 Entonces Simei, hijo de Gera, el benjamita que era de Bahurim, se dio prisa y descendió con los hombres de Judá al encuentro del rey Davida.

17 Con él había mil hombres de Benjamín, y Siba, siervoa de la casa de Saúl, y con él sus quince hijos y sus veinte siervos; y se apresuraron a pasar el Jordán delante del rey.

18 Y seguían cruzando el vado para pasar a toda la casa del rey, y hacer lo que le pareciera bien1. Y Simei, hijo de Gera, se postró ante el rey cuando este iba a pasar el Jordán.

19 Y dijo al rey: No me considere culpablea mi señor, ni te acuerdes del mal que tu siervo hizo el día en que mi señor el rey salió de Jerusalén; que el rey no lo guarde en su corazón.

20 Pues yo tu siervo reconozco que he pecado; por tanto, he aquí que hoy he venido, el primero de toda la casa de José, para descender al encuentro de mi señor el reya.

21 Pero Abisai, hijo de Sarvia, respondió, y dijo: ¿No ha de morir Simei por estoa, porque maldijo al ungido del Señorb?

22 Entonces David dijo: ¿Qué tengo yo que ver con vosotros, hijos de Sarviaa, para que en este día me seáis adversarios? ¿Ha de morir hoy hombre alguno en Israelb? ¿Acaso no sé que hoy soy rey sobre Israel?

23 Y el rey dijo a Simei: No morirás. Así el rey se lo juróa.

24 También Mefiboset, hijo1 de Saúl, descendió al encuentro del reya; y no se había aseado2 los pies, ni recortado2 el bigote, ni lavado la ropab, desde el día en que el rey se marchó hasta el día en que volvió en paz.

25 Y sucedió que cuando vino de Jerusalén al encuentro del rey, este1 le dijo: ¿Por qué no fuistea conmigo, Mefiboset?

26 Y él respondió: Oh rey, señor mío, mi siervo me engañó; pues tu siervo se dijo: «Me aparejaré un asno para montar en él e ir con el rey», porque tu siervo es cojoa.

27 Además, ha calumniado a tu siervo ante mi señor el reya; pero mi señor el rey es como el ángel de Dios; haz, pues, lo que te parezca bien1b.

28 Porque toda la casa de mi padre no era más que hombres muertos ante mi señor el reya; con todo, pusiste a tu siervo entre los que comían a tu propia mesab. ¿Qué derecho tengo todavía para quejarme1 más al rey?

29 Y el rey le dijo: ¿Por qué sigues hablando de tus asuntos? Yo he decidido1: «Tú y Siba os repartiréis las tierras».

30 Y Mefiboset dijo al rey: Que él las tome todas, ya que mi señor el rey ha vuelto en paz a su propia casa.

31 Barzilai galaadita también había descendido de Rogelima, y había cruzado el Jordán con el rey para despedirlo en el Jordán.

32 Barzilai era muy anciano, de ochenta años, y había dado provisiones al rey mientras este permanecía en Mahanaima, porque era hombre muy poderoso1.

33 Y el rey dijo a Barzilai: Pasa conmigo y yo te sustentaré1 junto a mí en Jerusalén.

34 Pero Barzilai respondió al rey: ¿Cuánto tiempo me queda de vida1a para que yo suba con el rey a Jerusalén?

35 Tengo ahora1 ochenta añosa. ¿Puedo distinguir entre lo bueno y lo malo? ¿Puede tu siervo saborear lo que come o bebe? ¿Puede oír aún la voz de los cantores o de las cantorasb? ¿Por qué, pues, ha de ser tu siervo otra carga más para mi señor el reyc?

36 Tu siervo no haría más que pasar el Jordán con el rey. ¿Por qué ha de concederme el rey esta recompensa?

37 Permite que tu siervo vuelva, para morir en mi ciudad junto al sepulcro de mi padre y de mi madre. Sin embargo, aquí tienes a tu siervo Quimama; que pase él con mi señor el rey, y haz por él lo que te parezca bien.

38 Y el rey respondió: Quimam pasará conmigo, y haré por él lo que te parezca bien; y todo lo que me pidas1, lo haré por ti.

39 Todo el pueblo pasó el Jordán y el rey también pasó. Entonces el rey besó a Barzilai y lo bendijo, y este regresó a su lugara.

40 El rey siguió hasta Gilgal y Quimam fue con él; y todo el pueblo de Judá y también la mitad del pueblo de Israel acompañaban al1 reya.

41 Y he aquí, todos los hombres de Israel vinieron al rey y le dijeron1a: ¿Por qué te han secuestrado nuestros hermanosb, los hombres de Judá, y han hecho pasar el Jordán al rey y a su casa, y a todos los hombres de David con él?

42 Entonces todos los hombres de Judá respondieron a los hombres de Israel: Porque el rey es pariente cercano nuestro1a. ¿Por qué, pues, estáis enojados por esto?2 ¿Acaso hemos comido algo a costa del rey, o se nos ha dado algo3?

43 Pero los hombres de Israel respondieron1 a los hombres de Judá, y dijeron: Nosotros tenemos diez partesa en el rey, y por eso también tenemos más derecho que vosotros sobre David. ¿Por qué, pues, nos habéis menospreciado? ¿No fue nuestro consejo2 el primero que se dio para hacer volver a nuestro rey? Pero las palabras de los hombres de Judá fueron más duras que las palabras de los hombres de Israel.

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Reconociendo la crítica necesidad de una traducción exacta de la Biblia, y en un español contemporáneo, Lockman Bible Ministries, a través del departamento de traducciones, ha producido La Biblia de las Américas®, la cual es una traducción de los idiomas originales de las Escrituras y presenta la Palabra de Dios en forma clara y comprensible; por tanto, fácil de leerse y de ser entendida por todos, además de ser muy conveniente para estudios bíblicos serios.

LITERAL: Porque es traducida directamente del hebreo, arameo y griego al español, tomando en cuenta cada palabra en estos idiomas originales. La Biblia de las Américas® traduce (no interpreta) el sentido de las palabras de los idiomas originales. Por eso, Ud. puede leerla con la seguridad y convicción de que está leyendo la PALABRA DE DIOS.

CONFIABLE: Porque se tradujo literal y objetivamente. Ud. puede confiar que en el español se representan con exactitud y claridad las palabras de los idiomas originales. LBLA® es la primera Biblia en español que fue producida por un equipo internacional e interdenominacional de eruditos evangélicos de varios países de América Latina y también de España y los Estados Unidos. Se terminó en 1986 después de quince años de ardua labor. The Lockman Foundation, que produjo LBLA® , es conocida en el campo bíblico como un líder en la producción y publicación de Biblias fieles a los idiomas originales.

FÁCIL DE LEER: Porque se han observado las reglas de la gramática española moderna en un estilo ágil y ameno en un texto de alta calidad literaria y sumamente comprensible. Esta versión se ha producido con la firme convicción de que las Sagradas Escrituras, según fueron escritas originalmente en hebreo, arameo y griego, fueron inspiradas por Dios, y son de provecho para la formación integral del cristiano. Puesto que las Escrituras son la eterna palabra de Dios, hablan siempre con renovado poder a cada generación para dar sabiduría que lleva a la salvación en Cristo, equipando al creyente para disfrutar de una vida abundante y feliz en la tierra, y constituyéndolo en testimonio viviente de la verdad para la gloria eterna de Dios.

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