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La Biblia de las Américas
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Reinado de Jehú

Acab tenía setenta hijos en Samaria. Y Jehú escribió cartas y las envió a Samaria, a los príncipes de Jezreel, a los ancianos y a los ayos de los hijos de Acaba, diciendo:

2 Ahora, cuando esta carta llegue a vosotrosa, como los hijos de vuestro señor están con vosotros, así como también1 los carros y los caballos y una ciudad fortificada y las armas,

3 escoged al mejor y más capaz1 de entre los hijos de vuestro señor, y ponedlo en el trono de su padre, y luchad por la casa de vuestro señor.

4 Pero ellos temieron en gran manera y dijeron: He aquí, los dos reyes no pudieron sostenersea delante de él; ¿cómo, pues, podremos sostenernos nosotros?

5 Y el que estaba a cargo de la casa, y el que estaba sobre la ciudad, los ancianos, y los ayos de los hijos, enviaron palabra a Jehú, diciendo: Somos tus siervos, haremos todo lo que nos digas, a nadie proclamaremos rey; haz lo que te parezcaa bien.

6 Entonces por segunda vez les escribió una carta, diciendo: Si estáis de mi parte y escucháis mi voz, tomad las cabezas de los hombres, de los hijos de vuestro señor, y venid a mí a Jezreel mañana a estas horas. Y los hijos del rey, setenta personas, estaban con los principales de la ciudad, que los criaban.

7 Y sucedió que cuando la carta llegó a ellos, tomaron a los hijos del rey, y los mataron, setenta personasa, y pusieron sus cabezas en canastas y se las enviaron a Jezreel.

8 Cuando el mensajero vino y le avisó, diciendo: Han traído las cabezas de los hijos del rey, él dijo: Ponedlas en dos montones a la entrada de la puerta hasta la mañana.

9 Y1 por la mañana, él salió, y estando en pie, dijo a todo el pueblo: Vosotros sois inocentes2a; he aquí, yo conspiré contra mi señor y lo matéb, pero, ¿quién mató3 a todos estos?

10 Sabed entonces que no caerá a tierra ninguna de las palabras del Señor, las cuales el Señor habló acerca de la casa de Acaba. El Señor ha hecho lo que habló por medio1 de su siervo Elíasb.

11 Y Jehú mató1 a todos los que quedaban de la casa de Acab en Jezreel, y a todos sus grandes, a sus amigos íntimos2 y a sus sacerdotes, hasta que no le dejó ningún sobrevivientea.

12 Entonces se levantó y partió, y fue a Samaria. En el camino mientras estaba en Bet-eked1 de los pastores,

13 Jehú encontró a los parientes1 de Ocozías, rey de Judáa, y dijo: ¿Quiénes sois vosotros? Y ellos respondieron: Somos parientes1 de Ocozías; y hemos descendido para saludar a2 los hijos del rey y a los hijos de la reina madre.

14 Y él dijo: Tomadlos vivos. Y los tomaron vivos, y los mataron en el foso de Bet-eked, cuarenta y dos hombres; no dejó ninguno de ellos.

15 Cuando partió de allí, encontró a Jonadab, hijo de Recaba, que venía a su encuentro, lo saludó1 y le dijo: ¿Es recto tu corazón como mi corazón es con el tuyo2? Y Jonadab respondió: Lo es. Y Jehú dijo: Si lo es, dame la manob. Y le dio su mano y lo hizo subir al3 carro.

16 Y él dijo: Ven conmigo y verás mi celo por el Señora. Y lo hizo1 ir con él en su carro.

17 Y cuando llegó a Samaria, mató1 a todos los que quedaban de Acaba en Samaria, hasta que los2 destruyó, conforme a la palabra que el Señor había hablado a Elíasb.

18 Entonces Jehú reunió a todo el pueblo, y les dijo: Acab sirvió a Baala un poco, Jehú lo servirá mucho.

19 Llamad ahora a todos los profetas de Baal, a todos sus adoradores y a todos sus sacerdotes; que no falte ninguno, porque tengo un gran sacrificio para Baala; todo el que falte no vivirá. Pero Jehú lo hizo con astucia1 para poder destruir a los adoradores de Baal.

20 Y Jehú dijo: Santificad una asambleaa solemne para Baal. Y ellos la convocaronb.

21 Entonces Jehú envió aviso por1 todo Israel y vinieron todos los adoradores de Baal, y no quedó ninguno que no viniera. Y cuando entraron en la casa de Baala, la casa de Baal se llenó de un extremo al otro.

22 Y dijo al que estaba encargado del1 vestuario: Saca vestiduras para todos los adoradores de Baal. Y él les sacó vestiduras.

23 Y entró Jehú en la casa de Baal con Jonadab, hijo de Recab; y dijo a los adoradores de Baal: Buscad y ved que no haya aquí con vosotros ninguno de los siervos del Señor, sino solo los adoradores de Baal.

24 Entonces entraron a ofrecer sacrificios y holocaustos. Y Jehú había colocado ochenta hombres afuera, y había dicho: El que permita escapar a uno de los hombres que yo ponga en vuestras manos, dará su vida por la de él1a.

25 Y1 tan pronto como acabó de ofrecer el holocausto, Jehú dijo a la guardia2 y a los oficiales realesa: Entrad, matadlos3; que ninguno salgab. Y los mataron4 a filo de espada; y la guardia2 y los oficiales reales los echaron fuera, y llegaron hasta el aposento interior5 de la casa de Baal.

26 Y sacaron los pilares sagrados de la casa de Baala, y los quemaron.

27 También derribaron el pilar sagrado de Baal y demolieron la casa de Baal, y la convirtieron en una letrina, hasta hoya.

28 Así Jehú extirpó a Baal de Israel.

29 Sin embargo, en cuanto a los pecados con que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo pecar a Israela, Jehú no se apartó de estos, o sea, de los becerros de oro que estaban en Betel y en Danb.

30 Y el Señor dijo a Jehú: Porque has hecho bien al hacer lo recto ante mis ojos, y has hecho a la casa de Acab conforme a todo lo que estaba en mi corazón, tus hijos hasta1 la cuarta generación se sentarán en el trono de Israela.

31 Pero Jehú no se cuidó de andar en la ley del Señor, Dios de Israel, con todo su corazóna, ni se apartó de los pecados con que Jeroboam hizo pecar a Israelb.

32 En aquellos días el Señor comenzó a cortar partes de1 Israela; y Hazael los derrotó2 por todo el territorio de Israelb:

33 desde el Jordán hacia el oriente, toda la tierra de Galaad, de Gad, de Rubén y de Manasés; desde Aroer, que está junto al valle del Arnón, y hasta Galaada y Basán.

34 Y los demás hechos de Jehú, y todo lo que hizo y todo su poder, ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel?

35 Y durmió Jehú con sus padres, y lo sepultaron en Samaria. Y su hijo Joacaz reinó en su lugar.

36 Y el tiempo1 que Jehú reinó sobre Israel en Samaria fue de veintiocho años.

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Reconociendo la crítica necesidad de una traducción exacta de la Biblia, y en un español contemporáneo, Lockman Bible Ministries, a través del departamento de traducciones, ha producido La Biblia de las Américas®, la cual es una traducción de los idiomas originales de las Escrituras y presenta la Palabra de Dios en forma clara y comprensible; por tanto, fácil de leerse y de ser entendida por todos, además de ser muy conveniente para estudios bíblicos serios.

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CONFIABLE: Porque se tradujo literal y objetivamente. Ud. puede confiar que en el español se representan con exactitud y claridad las palabras de los idiomas originales. LBLA® es la primera Biblia en español que fue producida por un equipo internacional e interdenominacional de eruditos evangélicos de varios países de América Latina y también de España y los Estados Unidos. Se terminó en 1986 después de quince años de ardua labor. The Lockman Foundation, que produjo LBLA® , es conocida en el campo bíblico como un líder en la producción y publicación de Biblias fieles a los idiomas originales.

FÁCIL DE LEER: Porque se han observado las reglas de la gramática española moderna en un estilo ágil y ameno en un texto de alta calidad literaria y sumamente comprensible. Esta versión se ha producido con la firme convicción de que las Sagradas Escrituras, según fueron escritas originalmente en hebreo, arameo y griego, fueron inspiradas por Dios, y son de provecho para la formación integral del cristiano. Puesto que las Escrituras son la eterna palabra de Dios, hablan siempre con renovado poder a cada generación para dar sabiduría que lleva a la salvación en Cristo, equipando al creyente para disfrutar de una vida abundante y feliz en la tierra, y constituyéndolo en testimonio viviente de la verdad para la gloria eterna de Dios.

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