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Nueva Biblia de las Américas
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Complot para prender y matar a Jesús

26 Cuando1 Jesús terminó todas estas palabrasa, dijo a Sus discípulos:

2 «aUstedes saben que dentro de dos días se celebra la Pascuab, y el Hijo del Hombre será1 entregadoc para ser crucificado».

3 Entonces los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se reunierona en el patio del sumo sacerdoteb llamado Caifásc,

4 y con engaño, tramaron entre ellos prender y matar a Jesúsa.

5 Pero decían: «No durante la fiesta, para que no haya un tumulto en el puebloa»

Jesús ungido en Betania

6 aEstando Jesús en Betaniab, en casa de Simón el leproso,

7 se acercó a Él una mujer con un frasco de alabastro de perfume muy costoso, y lo derramó sobre Su cabeza cuando estaba sentado1 a la mesa.

8 Pero al ver esto, los discípulos se indignaron, y decían: «¿Para qué este desperdicio?

9 »Porque este perfume podía haberse vendido a gran precio, y el dinero habérselo dado a los pobres»

10 Pero Jesús, dándose cuenta, les dijo: «¿Por qué molestan a la mujer? Pues buena es la obra que me ha hecho.

11 »Porque a los pobres siempre los tendrán1 con ustedes, pero a Mí no siempre me tendrán1a.

12 »Pues al derramar ella este perfume sobre Mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepulturaa.

13 »En verdad les digo, que dondequiera que este evangelio se predique, en el mundo entero, se hablará también de lo que esta ha hecho, en memoria de ellaa».

Traición de Judas

14 aEntonces uno de los doce, llamado Judas Iscarioteb, fue a los principales sacerdotes,

15 y les dijo: «¿Qué están dispuestos a darme para que yo les entregue a Jesúsa?». Y ellos le pesaron treinta monedas de plata (30 siclos: 432 gramos)b.

16 Y desde entonces Judas buscaba una oportunidad para entregar a Jesús.

Preparación de la Pascua

17 aEl primer día de la fiesta de los panes sin levadura1b, se acercaron los discípulos a Jesús, diciendo: «¿Dónde quieres que hagamos los preparativos para que comas la Pascua?».

18 Y Él respondió: «Vayan a la ciudad, a cierto hombrea, y díganle: “El Maestro dice: ‘Mi tiempo está cercab; quiero celebrar la Pascua en tu casa con Mis discípulos’ ”».

19 Entonces los discípulos hicieron como Jesús les había mandado, y prepararon la Pascua.

Jesús identifica al traidor

20 aAl atardecer, estaba Jesús sentado1 a la mesa con los doce discípulos.

21 Y mientras comían, dijo: «En verdad les digo que uno de ustedes Me entregaráa».

22 Ellos, profundamente entristecidos, comenzaron a decir uno por uno: «¿Acaso soy yo, Señor?»

23 Él respondió: «El que metió1 la mano al mismo tiempo que Yo en el plato, ese me entregaráa.

24 »El Hijo del Hombre se va, según está escrito de Éla; pero ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Mejor le fuera a ese hombre no haber nacido1b».

25 Judasa, el que lo iba a entregar1, dijo: «¿Acaso soy yo, Rabí2b?». «Tú lo has dichoc», le contestó Jesús.

Institución de la Cena del Señor

26 aMientras comían, Jesús tomó pan, y habiéndolo bendecido, lo partió, y dándoselo a los discípulosb, dijo: «Tomen, coman; esto es Mi cuerpo».

27 Y tomando una copa, y habiendo dado gracias, se la dio, diciendo: «Beban todos de ella;

28 porque esto es Mi sangre del nuevo1 pactoa, que es derramada por muchosb para el perdón de los pecados.

29 »Les digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día cuando lo beba nuevo con ustedes en el reino de Mi Padre».

30 aY después de cantar un himno, salieron hacia el monte de los Olivosb.

Jesús predice la negación de Pedro

31 Entonces Jesús les dijo*: «Esta noche todos ustedes se apartarán1 por causa de a, pues escrito está: “Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño se dispersaránb.’

32 »Pero después de que Yo haya resucitado, iré delante de ustedes a Galileaa».

33 Pedro le respondió: «Aunque todos se aparten1 por causa de Ti, yo nunca me apartaré2»

34 Jesús le dijo: «En verdad te digo que esta misma noche, antes que el gallo cante, Me negarás tres vecesa».

35 Pedro le dijo*: «Aunque tenga que morira junto a Ti, jamás te negaré». Todos los discípulos dijeron también lo mismo.

Jesús en Getsemaní

36 aEntonces Jesús llegó con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a Sus discípulos: Siéntense aquí mientras Yo voy allá y orob.”

37 Y tomando con Él a Pedro y a los dos hijos de Zebedeoa, comenzó a entristecerse y a angustiarse.

38 Entonces les dijo*: «Mi alma está muy afligidaa, hasta el punto de la muerte; quédense aquí y velen junto a Míb».

39 Y adelantándose un poco, cayó sobre Su rostro, orando y diciendo: «Padre Mío, si es posible, que pase de Mí esta copaa; pero no sea como Yo quiero, sino como Tú quierasb».

40 Entonces vino* Jesús a los discípulos y los halló* durmiendo, y dijo* a Pedro: «¿Conque no pudieron velar una hora junto a Mía?

41 »Velena y oren para que no entren en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débilb».

42 Apartándose de nuevo, oró por segunda vez, diciendo: «Padre Mío, si esta copa no «Puede pasar sin que Yo la bebaa, hágase Tu voluntadb».

43 Vino otra vez Jesús y los halló durmiendo, porque sus ojos estaban cargados de sueño.

44 Dejándolos de nuevo, se fue y oró por tercera vez, y dijo otra vez las mismas palabras1.

45 Entonces vino* a los discípulos y les dijo*: «¿Todavía están1 durmiendo y descansando? Vean, ha llegado la horaa, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores.

46 »¡Levántense! ¡Vamos! Miren, está cerca el que me entrega».

Arresto de Jesús

47 aMientras Jesús estaba todavía hablando, Judasb, uno de los doce1, llegó acompañado de2 una gran multitud con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo.

48 El que lo entregaba les había dado una señal, diciendo: «Al que yo bese, Él es; lo pueden prender»

49 Enseguida se acercó a Jesús y dijo: «¡Salve, Rabía!». Y lo besó1.

50 «Amigoa, haz lo que viniste a hacer», le dijo Jesús. Entonces ellos se acercaron, echaron mano a Jesús y lo arrestaron.

51 Y uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espadaa, e hiriendo al siervo del sumo sacerdote, le cortó1 la orejab.

52 Entonces Jesús le dijo*: «Vuelve tu espada a su sitio, porque todos los que tomen la espada, a espada perecerána.

53 »¿O piensas que no puedo rogar a Mi Padre, y Él pondría a Mi disposición ahora mismo más de doce legiones1a de ángelesb?

54 »Pero, ¿cómo se cumplirían entonces las Escriturasa que dicen que así debe suceder?».

55 En aquel momento1 Jesús dijo a la muchedumbre: «¿Como contra un ladrón han salido con espadas y palos para asegurarse que me arrestaban? Cada día me sentaba en el templo para enseñara, y no me prendieron.

56 »Pero todo esto ha sucedido para que se cumplan las Escriturasa de los profetas». Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.

Jesús ante el Concilio

57 aLos que prendieron a Jesús lo llevaron ante el sumo sacerdote Caifás, donde estaban reunidos los escribas y los ancianosb.

58 Pedro fue siguiendo de lejosa a Jesús hasta el patio del sumo sacerdoteb, y entrando1, se sentó con los guardias2c para ver el fin de todo aquello.

59 Y los principales sacerdotes y todo el Concilio1a procuraban obtener falso testimonio contra Él, con el fin de dar muerte a Jesús,

60 y no lo hallaron a pesar de que se presentaron muchos falsos testigos. Pero más tarde se presentaron dosa,

61 que dijeron: «Este declaró: “Yo puedo destruir el templo1 de Dios y en2 tres días reedificarloa”».

62 Entonces el sumo sacerdote, levantándose, le dijo: «¿No respondes nada? ¿Qué testifican estos contra Ti?»

63 Pero Jesús se quedó calladoa. Y el sumo sacerdote le dijob: «Te ordenoc por el Dios viviented que nos digas si Tú eres el Cristo, el Hijo de Diose»

64 Jesús le contestó*: «Tú mismo lo has dichoa; sin embargo, a ustedes les digo que desde ahora verán al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poderb, y viniendo sobre las nubes del cieloc».

65 Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: «¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos de más testigosa? Ahora mismo ustedes han oído la blasfemia.

66 »¿Qué les parece?». «¡Él es digno de muertea!», le contestaron.

67 Entonces le escupieron en el rostro y le dieron puñetazos; y otros lo abofeteaban1a,

68 y le decían: «Adivina1, Cristo, ¿quién es el que te ha golpeadoa

La negación de Pedro

69 aPedro estaba sentado afuera en el patiob, y una sirvienta se le acercó y dijo: «Tú también estabas con Jesús el galileo»

70 Pero él lo negó delante de todos ellos, diciendo: «No sé de qué hablas»

71 Cuando salió al portal, lo vio otra sirvienta y dijo* a los que estaban allí: «Este estaba con Jesús el Nazareno»

72 Y otra vez él lo negó con juramento: «¡Yo no conozco a ese1 hombre!»

73 Un poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro: «Seguro que tú también eres uno de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubrea»

74 Entonces él comenzó a maldecir y a jurar: «¡Yo no conozco al hombre!». Y al instante un gallo cantó.

75 Pedro se acordó de lo que1 Jesús había dicho: «Antes que el gallo cante, Me negarás tres vecesa». Y saliendo afuera, lloró amargamente.

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