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1 Pedro 3:1–7

Deberes conyugales

3

1Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos;a para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, 2considerando vuestra conducta casta y respetuosa. 3Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos,b 4sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. 5Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; 6como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor;c de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza.

7Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente,d dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.

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