aún no había en la tierra ningún arbusto del campo, ni había germinado ninguna planta del campo, porque Jehovah Dios no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para cultivarla. Pero subía de la tierra un vapor que regaba toda la superficie de la tierra.
Entonces Jehovah Dios formó al hombre del polvo de la tierra. Sopló en su nariz aliento de vida, y el hombre llegó a ser un ser viviente.
Y plantó Jehovah Dios un jardín en Edén, en el oriente, y puso allí al hombre que había...
Genesis 2:5–17