Vuélvete, Israel, al SEÑOR tu Dios.
¡Tu perversidad te ha hecho caer!
Piensa bien lo que le dirás,
y vuélvete al SEÑOR con este ruego:
«Perdónanos nuestra perversidad,
y recíbenos con benevolencia,
pues queremos ofrecerte
el fruto de nuestros labios.
Asiria no podrá salvarnos;
no montaremos caballos de guerra.
Nunca más llamaremos “dios nuestro”
a cosas hechas por nuestras manos,
pues en ti el...
Hosea 14:1–5