Pilato volvió a entrar en el palacio y llamó a Jesús.
—¿Eres tú el rey de los judíos?—le preguntó.
—¿Eso lo dices tú—le respondió Jesús—, o es que otros te han hablado de mí?
—¿Acaso soy judío?—replicó Pilato—. Han sido tu propio pueblo y los jefes de los sacerdotes los que te entregaron a mí. ¿Qué has hecho?
—Mi reino no es de este mundo—contestó Jesús—. Si lo fuera, mis propios guardias pelearían para impedir que los judíos me arrestaran. Pero mi reino no es de este mundo.
—¡Así...
John 18:33–38