Escucha, oh Dios, mi oración;
no pases por alto mi súplica.
¡Óyeme y respóndeme,
porque mis angustias me perturban!
Me aterran las amenazas del enemigo
y la opresión de los impíos,
pues me causan sufrimiento
y en su enojo me insultan.
Se me estremece el corazón dentro del pecho,
y me invade un pánico mortal.
Temblando estoy de miedo,
sobrecogido estoy de terror.
¡Cómo quisiera tener las alas...
Psalm 55:1–23