La ley del SEÑOR es perfecta:
infunde nuevo aliento.
El mandato del SEÑOR es digno de confianza:
da sabiduría al sencillo.
Los preceptos del SEÑOR son rectos:
traen alegría al corazón.
El mandamiento del SEÑOR es claro:
da luz a los ojos.
El temor del SEÑOR es puro:
permanece para siempre.
Las sentencias del SEÑOR son verdaderas:
todas ellas son justas.
Son más deseables que el oro,
más...
Psalm 19:7–14