David dice lo mismo cuando habla de la dicha de aquel a quien Dios le atribuye justicia sin la mediación de las obras:
«¡Dichosos aquellos
a quienes se les perdonan las transgresiones
y se les cubren los pecados!
¡Dichoso aquel
cuyo pecado el Señor no tomará en cuenta!»
Romans 4:6–8