El hijo sabio atiende a la corrección de su padre,
pero el insolente no hace caso a la reprensión.
Quien habla el bien, del bien se nutre,
pero el infiel padece hambre de violencia.
El que refrena su lengua protege su vida,
pero el ligero de labios provoca su ruina.
El perezoso ambiciona, y nada consigue;
el diligente ve cumplidos sus deseos.
El justo aborrece la mentira;
el malvado acarrea vergüenza y...
Proverbs 13:1–25