Una gran multitud seguía a Jesús cuando él salía de Jericó con sus discípulos. Dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al oír que pasaba Jesús, gritaron:
—¡Señor, Hijo de David, ten compasión de nosotros!
La multitud los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaban con más fuerza:
—¡Señor, Hijo de David, ten compasión de nosotros!
Jesús se detuvo y los llamó.
—¿Qué quieren que haga por ustedes?
—Señor, queremos recibir la vista.
Jesús se compadeció de ellos y...
Matthew 20:29–34