Pero Job intervino:
«¡Tú sí que ayudas al débil!
¡Tú sí que salvas al que no tiene fuerza!
¡Qué consejos sabes dar al ignorante!
¡Qué gran discernimiento has demostrado!
¿Quién te ayudó a pronunciar tal discurso?
¿Qué espíritu ha hablado por tu boca?»
«Un estremecimiento invade a los muertos,
a los que habitan debajo de las aguas.
Ante Dios, queda el sepulcro al descubierto;
nada hay que oculte a este...
Job 26:1–14