Los condujeron ante el Consejo, y el sumo sacerdote les reclamó:
—Terminantemente les hemos prohibido enseñar en ese nombre. Sin embargo, ustedes han llenado a Jerusalén con sus enseñanzas, y se han propuesto echarnos la culpa a nosotros de la muerte de ese hombre.
—¡Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres!—respondieron Pedro y los demás apóstoles—.
Acts 5:27–29