ya que es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados.
Por eso, al entrar en el mundo, Cristo dijo:
«A ti no te complacen sacrificios ni ofrendas;
en su lugar, me preparaste un cuerpo;
no te agradaron ni holocaustos
ni sacrificios por el pecado.
Por eso dije: “Aquí me tienes
—como el libro dice de mí—.
He venido, oh Dios, a hacer tu voluntad.” »
Primero dijo: «Sacrificios y ofrendas,...
Hebrews 10:4–14