Israel emprendió el viaje con todas sus pertenencias. Al llegar a Berseba, ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac. Esa noche Dios le habló a Israel en una visión:
—¡Jacob! ¡Jacob!
—Aquí estoy—respondió.
—Yo soy Dios, el Dios de tu padre—le dijo—. No tengas temor de ir a Egipto, porque allí haré de ti una gran nación. Yo te acompañaré a Egipto, y yo mismo haré que vuelvas. Además, cuando mueras, será José quien te cierre los ojos.
Luego Jacob salió de Berseba, y los hijos de...
Genesis 46:1–34