Has profanado tus santuarios,
por la gran cantidad de tus pecados,
¡por tu comercio corrupto!
Por eso hice salir de ti
un fuego que te devorara.
A la vista de todos los que te admiran
te eché por tierra y te reduje a cenizas.
Al verte, han quedado espantadas
todas las naciones que te conocen.
Has llegado a un final terrible,
y ya no volverás a existir.” »
Ezekiel 28:18–19