»En seguida nos dirigimos hacia el desierto por la ruta del Mar Rojo, como el SEÑOR me lo había ordenado. Nos llevó mucho tiempo rodear la región montañosa de Seír. Entonces el SEÑOR me dijo: “Dejen ya de andar rondando por estas montañas, y diríjanse al norte. Dale estas órdenes al pueblo: ‘Pronto pasarán ustedes por el territorio de sus hermanos, los descendientes de Esaú, que viven en Seír. Aunque ellos les tienen miedo a ustedes, tengan mucho cuidado; no peleen con ellos, porque no les...
Deuteronomy 2:1–37