Looking to help your church and family stay connected to the Word while social distancing?
Check out our free church library, church online resources, and family resources.
2 Ana elevó esta oración:
«Mi corazón se alegra en el Señor;
en él radica mi poder.*
Puedo celebrar su salvación
y burlarme de mis enemigos.
2 »Nadie es santo como el Señor;
no hay roca como nuestro Dios.
¡No hay nadie como él!
3 »Dejen de hablar con tanto orgullo y altivez;
¡no profieran palabras soberbias!
El Señor es un Dios que todo lo sabe,
y él es quien juzga las acciones.
4 »El arco de los poderosos se quiebra,
pero los débiles recobran las fuerzas.
5 Los que antes tenían comida de sobra
se venden por un pedazo de pan;
los que antes sufrían hambre
ahora viven saciados.
La estéril ha dado a luz siete veces,
pero la que tenía muchos hijos languidece.
6 »Del Señor vienen la muerte y la vida;
él nos hace bajar al sepulcro,
pero también nos levanta.
7 El Señor da la riqueza y la pobreza;
humilla, pero también enaltece.
8 Levanta del polvo al desvalido
y saca del basurero al pobre
para sentarlos en medio de príncipes
y darles un trono esplendoroso.
»Del Señor son los fundamentos de la tierra;
¡sobre ellos afianzó el mundo!
9 Él guiará los pasos de sus fieles,
pero los malvados se perderán entre las sombras.
¡Nadie triunfa por sus propias fuerzas!
10 »El Señor destrozará a sus enemigos;
desde el cielo lanzará truenos contra ellos.
El Señor juzgará los confines de la tierra,
fortalecerá a su rey
y enaltecerá el poder de su ungido.»
11 Elcaná volvió a su casa en Ramá, pero el niño se quedó para servir al Señor, bajo el cuidado del sacerdote Elí.
Perversidad de los hijos de Elí
12 Los hijos de Elí eran unos perversos que no tomaban en cuenta al Señor. 13 La costumbre de estos sacerdotes era la siguiente: Cuando alguien ofrecía un sacrificio, el asistente del sacerdote se presentaba con un tenedor grande en la mano y, mientras se cocía la carne, 14 metía el tenedor en la olla, en el caldero, en la cacerola o en la cazuela; y el sacerdote tomaba para sí mismo todo lo que se enganchaba en el tenedor. De este modo trataban a todos los israelitas que iban a Siló. 15 Además, antes de quemarse la grasa, solía llegar el ayudante del sacerdote para decirle al que estaba por ofrecer el sacrificio: «Dame carne para el asado del sacerdote, pues no te la va a aceptar cocida, sino cruda.» 16 Y si el hombre contestaba: «Espera a que se queme la grasa, como es debido; luego podrás tomar lo que desees», el asistente replicaba: «No, dámela ahora mismo; de lo contrario, te la quito por la fuerza.» 17 Así que el pecado de estos jóvenes era gravísimo a los ojos del Señor, pues trataban con desprecio las ofrendas que le pertenecían.
18 El niño Samuel, por su parte, vestido con un efod de lino, seguía sirviendo en la presencia del Señor. 19 Cada año su madre le hacía una pequeña túnica, y se la llevaba cuando iba con su esposo para ofrecer su sacrificio anual. 20 Elí entonces bendecía a Elcaná y a su esposa, diciendo: «Que el Señor te conceda hijos de esta mujer, a cambio del niño que ella pidió para dedicárselo al Señor.» Luego regresaban a su casa.
21 El Señor bendijo a Ana, de manera que ella concibió y dio a luz tres hijos y dos hijas. Durante ese tiempo, Samuel crecía en la presencia del Señor.
22 Elí, que ya era muy anciano, se enteró de todo lo que sus hijos le estaban haciendo al pueblo de Israel, incluso de que se acostaban con las mujeres que servían a la entrada del santuario. 23 Les dijo: «¿Por qué se comportan así? Todo el pueblo me habla de su mala conducta. 24 No, hijos míos; no es nada bueno lo que se comenta en el pueblo del Señor. 25 Si alguien peca contra otra persona, Dios le servirá de árbitro; pero si peca contra el Señor, ¿quién podrá interceder por él?» No obstante, ellos no le hicieron caso a la advertencia de su padre, pues la voluntad del Señor era quitarles la vida.
26 Por su parte, el niño Samuel seguía creciendo y ganándose el aprecio del Señor y de la gente.
Profecía contra la familia de Elí
27 Un hombre de Dios fue a ver a Elí, y le dijo:
«Así dice el Señor: “Bien sabes que yo me manifesté a tus antepasados cuando estaban en Egipto bajo el poder del faraón. 28 De entre todas las tribus de Israel, escogí a Aarón para que fuera mi sacerdote, es decir, para que en mi presencia se acercara a mi altar, quemara el incienso y se pusiera el efod. Además, a su familia le concedí las ofrendas que los israelitas queman en mi honor. 29 ¿Por qué, pues, tratan ustedes con tanto desprecio los sacrificios y ofrendas que yo he ordenado que me traigan? ¿Por qué honras a tus hijos más que a mí, y los engordas con lo mejor de todas las ofrendas de mi pueblo Israel?”
30 »Por lo tanto —dice el Señor—, de ninguna manera permitiré que tus parientes me sirvan, aun cuando yo había prometido que toda tu familia, tanto tus antepasados como tus descendientes, me servirían siempre. Yo, el Señor, Dios de Israel, lo afirmo. Yo honro a los que me honran, y humillo a los que me desprecian. 31 En efecto, se acerca el día en que acabaré con tu poder y con el de tu familia; ninguno de tus descendientes llegará a viejo. 32 Mirarás con envidia el bien que se le hará a Israel, y ninguno* de tus descendientes llegará a viejo. 33 Si permito que alguno de los tuyos continúe sirviendo en mi altar, será para arruinarte la vista y abatirte la *vida; todos tus descendientes morirán en la flor de la vida. 34 Y te doy esta señal: tus dos hijos, Ofni y Finés, morirán el mismo día.
35 »Pero yo levantaré a un sacerdote fiel, que hará mi voluntad y cumplirá mis deseos. Jamás le faltará descendencia, y vivirá una larga vida en presencia de mi ungido. 36 Y los familiares tuyos que sobrevivan vendrán y de rodillas le rogarán que les regale una moneda de plata o un pedazo de pan. Le suplicarán: “¡Dame algún trabajo sacerdotal para mi sustento!” »
3 Samuel, que todavía era joven, servía al Señor bajo el cuidado de Elí. En esos tiempos no era común oír palabra del Señor, ni eran frecuentes las visiones.
2 Elí ya se estaba quedando ciego. Un día, mientras él descansaba en su habitación, 3 Samuel dormía en el santuario, donde se encontraba el arca de Dios. La lámpara de Dios todavía estaba encendida. 4 El Señor llamó a Samuel, y éste respondió:
—Aquí estoy.
5 Y en seguida fue corriendo adonde estaba Elí, y le dijo:
—Aquí estoy; ¿para qué me llamó usted?
—Yo no te he llamado—respondió Elí—. Vuelve a acostarte.
Y Samuel volvió a su cama.
6 Pero una vez más el Señor lo llamó:
—¡Samuel!
Él se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo:
—Aquí estoy; ¿para qué me llamó usted?
—Hijo mío—respondió Elí—, yo no te he llamado. Vuelve a acostarte.
7 Samuel todavía no conocía al Señor, ni su palabra se le había revelado.
8 Por tercera vez llamó el Señor a Samuel. Él se levantó y fue adonde estaba Elí.
—Aquí estoy—le dijo—; ¿para qué me llamó usted?
Entonces Elí se dio cuenta de que el Señor estaba llamando al muchacho.
9 —Ve y acuéstate—le dijo Elí—. Si alguien vuelve a llamarte, dile: “Habla, Señor, que tu siervo escucha.”
Así que Samuel se fue y se acostó en su cama. 10 Entonces el Señor se le acercó y lo llamó de nuevo:
—¡Samuel! ¡Samuel!
—Habla, que tu siervo escucha—respondió Samuel.
11 —Mira—le dijo el Señor—, estoy por hacer en Israel algo que a todo el que lo oiga le quedará retumbando en los oídos. 12 Ese día llevaré a cabo todo lo que he anunciado, de principio a fin, en contra de Elí y su familia. 13 Ya le dije que por la maldad de sus hijos he condenado a su familia para siempre; él sabía que estaban blasfemando contra Dios* y, sin embargo, no los refrenó. 14 Por lo tanto, hago este juramento en contra de su familia: ¡Ningún sacrificio ni ofrenda podrá expiar jamás el pecado de la familia de Elí!
15 Samuel se acostó, y a la mañana siguiente abrió las puertas de la casa del Señor, pero no se atrevía a contarle a Elí la visión. 16 Así que Elí tuvo que llamarlo.
—¡Samuel, hijo mío!
—Aquí estoy—respondió Samuel.
17 —¿Qué fue lo que te dijo el Señor?—le preguntó Elí—. Te pido que no me lo ocultes. ¡Que Dios te castigue sin piedad, si me ocultas una sola palabra de todo lo que te ha dicho!
18 Samuel se lo refirió todo, sin ocultarle nada, y Elí dijo:
—Él es el Señor; que haga lo que mejor le parezca.
19 Mientras Samuel crecía, el Señor estuvo con él y cumplió todo lo que le había dicho. 20 Y todo Israel, desde Dan hasta Berseba, se dio cuenta de que el Señor había confirmado a Samuel como su profeta. 21 Además, el Señor siguió manifestándose en Siló; allí se revelaba a Samuel y le comunicaba su palabra.
Los filisteos capturan el arca
4 La palabra de Samuel llegó a todo el pueblo de Israel. En aquellos días, los israelitas salieron a enfrentarse con los filisteos y acamparon cerca de Ebenezer. Los filisteos, que habían acampado en Afec, 2 desplegaron sus tropas para atacar a los israelitas. Se entabló la batalla, y los filisteos derrotaron a los israelitas, matando en el campo a unos cuatro mil de ellos. 3 Cuando el ejército regresó al campamento, los ancianos de Israel dijeron: «¿Por qué nos ha derrotado hoy el Señor por medio de los filisteos? Traigamos el arca del pacto del Señor, que está en Siló, para que nos acompañe y nos salve del poder de nuestros enemigos.»
4 Así que enviaron un destacamento a Siló para sacar de allá el arca del pacto del Señor Todopoderoso, que reina entre los querubines. Los dos hijos de Elí, Ofni y Finés, estaban a cargo del arca del pacto de Dios. 5 Cuando ésta llegó al campamento, los israelitas empezaron a gritar de tal manera que la tierra temblaba.
6 Los filisteos oyeron el griterío y preguntaron: «¿A qué viene tanto alboroto en el campamento hebreo?» Y al oír que el arca del Señor había llegado al campamento, 7 los filisteos se acobardaron y dijeron: «Dios ha entrado en el campamento. ¡Ay de nosotros, que nunca nos ha pasado algo así! 8 ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos va a librar de las manos de dioses tan poderosos, que en el desierto hirieron a los egipcios con toda clase de plagas? 9 ¡Ánimo, filisteos! ¡Sean hombres! Si no quieren llegar a ser esclavos de los hebreos, tal como ellos lo han sido de …
Sign Up to Use Our
Free Bible Study Tools
Sign up for the Verse of the Day
Get beautiful Bible art delivered to your inbox. We’ll send you a new verse every day to download or share.