—No tienes nada que temer—dijo el rey—. Dime lo que has visto.
—Veo un espíritu que sube de la tierra—respondió ella.
—¿Y qué aspecto tiene?
—El de un anciano, que sube envuelto en un manto.
Al darse cuenta Saúl de que era Samuel, se postró rostro en tierra.
Samuel le dijo a Saúl:
—¿Por qué me molestas, haciéndome subir?
—Estoy muy angustiado—respondió Saúl—. Los filisteos me están atacando, y Dios me ha abandonado. Ya no me responde, ni en sueños ni por medio de profetas. Por...
1 Samuel 28:13–15