Imítenme a mí, como yo imito a Cristo.
Los elogio porque se acuerdan de mí en todo y retienen las enseñanzas, tal como se las transmití.
Ahora bien, quiero que entiendan que Cristo es cabeza de todo hombre, mientras que el hombre es cabeza de la mujer y Dios es cabeza de Cristo. Todo hombre que ora o profetiza con la cabeza cubierta deshonra al que es su cabeza. En cambio, toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta deshonra al que es su cabeza; es como si estuviera...
1 Corinthians 11:1–34