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Santiago 1:22–27

22 Sean hacedores de la palabraa y no solamente oidores que se engañan a sí mismos.

23 Porque si alguien es oidor de la palabra, y no hacedor, es semejante a un hombre que mira su rostro natural1 en un espejoa;

24 pues después de mirarse a sí mismo e irse, inmediatamente1 se olvida de qué clase de persona es.

25 Pero el que mira atentamente1 a la ley perfecta, la ley de la libertada, y permanece en ella, no habiéndose vuelto un oidor olvidadizo sino un hacedor eficaz2, este será bienaventurado en lo que hace3b.

26 Si alguien se cree religioso, pero no refrena su lenguaa, sino que engaña a su propio corazón, la religión del tal es vana.

27 La religión pura y sin mancha delante de nuestro Dios y Padrea es esta: visitarb a los huérfanosc y a las viudas en sus aflicciones1, y guardarse sin mancha del mundod.

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