Éxodo 1:8–2:10
8 Se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no había conocido a Joséa,
9 y dijo a su pueblo: «Miren, el pueblo de los hijos de Israel es más numeroso y más fuerte que nosotrosa.
10 »Procedamos, pues, astutamente con él, no sea que se multipliquea y en caso de guerra1, se una también con los que nos odian y pelee contra nosotros y se vaya2 del país»
11 Así que pusieron sobre ellos capataces1 para oprimirlosa con duros trabajos2b; y edificaron para Faraón las ciudades de almacenajec, Pitón y Ramsésd.
12 Pero cuanto más los oprimían, más se multiplicabana y más se extendían1, de manera que los egipcios llegaron a temer a los israelitas.
13 Los egipcios, pues, obligaron a los israelitas a trabajar duramentea,
14 y les amargaron la vida con dura servidumbrea en hacer barro1 y ladrillos y en toda clase de trabajo del campo. Todos sus trabajos se los imponían2 con rigor.
15 Entonces el rey de Egipto habló a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifra, y la otra Puá,
16 y les dijo: «Cuando estén asistiendo a las hebreas a dar a luz, y las vean sobre el lecho del parto1, si es un hijo, le darán muertea, pero si es una hija, entonces vivirá»
17 Pero las parteras temían1 a Diosa, y no hicieron como el rey de Egipto les había mandado2b, sino que dejaron con vida a los niños.
18 El rey de Egipto hizo llamar a las parteras y les dijo: «¿Por qué han hecho esto, y han dejado con vida a los niños?»
19 Las parteras respondieron a Faraón: «Porque las mujeres hebreas no son como las egipcias, pues son robustas y dan a luz antes que la partera llegue a ellas»
20 Dios favorecióa a las parteras; y el pueblo se multiplicób y llegó a ser muy poderoso1.
21 Y por haber las parteras temido1 a Diosa, Él prosperó sus2 familias3b.
22 Entonces Faraón ordenó a todo su pueblo: «Todo hijo que nazca1a lo echarán al Nilob, pero a toda hija la dejarán con vida»
2 Un hombre de la casa de Levía fue y tomó por mujer a una hija de Leví.
2 Y la mujer concibió y dio a luz un hijo. Viendo que era hermoso1, lo escondió por tres mesesa.
3 Pero no pudiendo ocultarlo por más tiempo, tomó una cestilla de juncos1a y la cubrió con asfalto y brea. Entonces puso al niño en ella, y la colocó entre los juncos a la orilla del Nilob.
4 La1 hermanaa del niño se puso a lo lejos para ver qué le sucedería2.
5 Cuando la hija de Faraón bajó a bañarse al Niloa, mientras sus doncellas se paseaban por la ribera del río, vio la cestilla entre los juncos y mandó a una criada suya para que la trajera.
6 Al abrirla, vio1 al niño, y oyó que el niño lloraba. Le tuvo compasión, y dijo: «Este es uno de los niños de los Hebreos».
7 Entonces la1 hermana del niño dijo a la hija de Faraón: «¿Quiere que vaya y llame a una nodriza de las hebreas para que críe al niño?»
8 «Sí, ve», respondió la hija de Faraón. La muchacha fue y llamó a la madre del niño.
9 Y la hija de Faraón le dijo: «Llévate a este niño y críamelo, y yo te daré tu salario». La mujer tomó al niño y lo crió.
10 Cuando el niño creció, ella lo llevó a la hija de Faraón, y vino a ser hijo suyoa; y le puso por nombre Moisés1, diciendo: «Pues lo he sacado de las aguas»