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Salmo 51–55

Salmo 51

Oración de un pecador arrepentido

Para el director del coro. Salmo de David, cuando después que se llegó a Betsabé, el profeta Natán lo visitó*.

Ten piedad de mía, oh Dios, conforme a tu misericordia;

conforme a lo inmenso de tu compasiónb, borra mis transgresionesc.

2 Lávame por completo de mi maldada,

y límpiame de mi pecadob.

3 Porque yo reconozco mis transgresionesa,

y mi pecado está siempre delante de mí.

4 Contra ti, contra ti solo he pecadoa,

y he hecho lo malo delante de tus ojosb,

de manera que eres justo1 cuando hablas2c,

y sin reproche3 cuando juzgas.

¶5 He aquí, yo nací en iniquidada,

y en pecado me concibió mi madre.

6 He aquí, tú deseas la verdad en lo más íntimoa,

y en lo secreto me harás conocer sabiduríab.

7 Purifícame con hisopo, y seré limpioa;

lávame, y seré más blanco que la nieveb.

8 Hazme oír gozo y alegríaa;

que se regocijen los huesos que has quebrantadob.

9 Esconde tu rostro de mis pecadosa,

y borra todas mis iniquidades.

¶10 Crea en1a, oh Dios, un corazón limpiob,

y renueva un espíritu rectoc dentro de mí.

11 No me eches de tu presenciaa,

y no quites de mí tu santo Espíritub.

12 Restitúyeme el gozo de tu salvacióna,

y sostenme con un espíritu de poder1b.

13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminosa,

y los pecadores se convertirán1 a tib.

¶14 Líbrame de delitos de sangrea, oh Dios, Dios de mi salvaciónb;

entonces mi lengua cantará con gozo tu justiciac.

15 Abre mis labios, oh Señora,

para que mi boca anuncie tu alabanzab.

16 Porque no te deleitas en sacrificioa, de lo contrario yo lo ofrecería;

no te agrada el holocausto.

17 Los sacrificios de Dios son el espíritu contritoa;

al corazón contrito y humillado, oh Dios, no despreciarás.

¶18 Haz bien con tu benevolencia a Sióna;

edifica los muros de Jerusalénb.

19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia1a,

el holocausto y el sacrificio perfecto2b;

entonces se ofrecerán novillos sobre tu altar.

Salmo 52

Lo vano de la maldad jactanciosa

Para el director del coro. Masquil* de David, cuando fue Doeg el edomita e informó a Saúl, diciéndole: David está en** casa de Ahimelec***.

¿Por qué te jactas del mala, oh poderoso?

La misericordia de Dios es continua1b.

2 Tu lengua maquina destruccióna

como afilada navajab, oh artífice de engañoc.

3 Amas el mal más que el biena,

la mentira más que decir lo que es justob.

(Selah1)

4 Amas toda palabra destructora1,

oh lengua de engañoa.

¶5 Pero1 Dios te destruirá para siempre;

te arrebatará y te arrancará de tu tiendaa,

y te desarraigaráb de la tierra de los vivientesc.

(Selah)

6 Los justos verán esto y temerána,

y se reirán de élb, diciendo:

7 He aquí el hombre que no quiso hacer de Dios su refugio,

sino que confió en la abundancia de sus riquezasa

y se hizo fuerte en sus malos deseos1b.

¶8 Pero yo soy como olivo verde en la casa de Diosa;

en la misericordia de Dios confío eternamente y para siempreb.

9 Te alabaré1 para siemprea por lo que has hecho,

y esperaré en tu nombre, porque es buenob delante de tus santos.

Salmo 53

Necedad y maldad de los hombres

Para el director del coro; según Mahalat*. Masquil** de David.

aEl necio ha dicho en su corazón: No hay Dios.

Se han corrompido, han cometido injusticias abominables;

no hay quien haga el bienb.

2 Dios ha mirado desde los cielos sobre los hijos de los hombres

para ver si hay alguno que entienda1,

alguno que busque a Diosa.

3 Todos se han desviado, a una se han corrompido;

no hay quien haga el bien, no hay ni siquiera unoa.

¶4 ¿No tienen conocimiento los que hacen iniquidada,

que devoran a mi pueblo como si comieran pan,

y no invocan a Dios?

5 Donde antes no había terror, allí tiemblan de espantoa,

porque Dios esparció los huesos del que acampaba1 contra tib;

los avergonzastec, porque Dios los había rechazadod.

6 ¡Oh, si de Sión saliera la salvación de Israel!

Cuando Dios restaure a su pueblo cautivo1,

se regocijará Jacob y se alegrará Israela.

Salmo 54

Oración pidiendo socorro divino

Para el director del coro; con instrumentos de cuerda. Masquil* de David, cuando los zifeos vinieron y dijeron a Saúl: ¿No está David escondido entre nosotros?**

¡Sálvame! Oh Dios, por tu nombrea,

y hazme justicia1 con tu poderb.

2 Escucha mi oracióna, oh Dios,

presta oído a las palabras de mi bocab.

3 Porque extraños se han levantado contra mí,

y hombres violentosa buscan mi vida1b;

no han puesto a Dios delante de síc.

(Selah2)

¶4 He aquí, Dios es el que me ayudaa;

el Señor es el que sostiene1 mi almab.

5 Él devolverá el mal1 a mis enemigos2a;

destrúyelosb por tu fidelidad3c.

¶6 Voluntariamente1 sacrificaré a tia;

alabaré2 tu nombreb, oh Señor, porque es bueno.

7 Porque Él1 me ha librado de toda angustiaa,

y mis ojos han visto a mis enemigos derrotadosb.

Salmo 55

Oración del perseguido

Para el director del coro; con instrumentos de cuerda. Masquil* de David.

Escucha, oh Dios, mi oracióna,

y no te escondas de mi súplicab.

2 Atiéndeme y respóndemea;

conmovido1 estoy en mi quejab y muy conturbado2c,

3 a causa de la voz del enemigo,

por la opresión del impíoa;

pues echan iniquidad sobre míb,

y con furia me persiguen1c.

¶4 Angustiado está mi corazón dentro de mía,

y sobre mí han caído los terrores de la muerteb.

5 Terror y temblor me invadena,

y horror1 me ha cubierto2b.

6 Y dije: ¡Quién me diera alas como de paloma!

Volaría y hallaría reposo1a.

7 Ciertamente1 huiría muy lejos;

moraría en el desiertoa.

(Selah2)

8 Me apresuraría a buscarme un lugar de refugio

contra el viento borrascoso y la tempestada.

¶9 Confunde1, Señor, divide sus lenguasa,

porque he visto violencia y rencilla en la ciudadb.

10 Día y noche la rondan sobre sus muros,

y en medio de ella hay iniquidad y malicia.

11 Hay destrucción en medio de ellaa,

y la opresión y el engaño no se alejan de sus calles1b.

¶12 Porque no es un enemigo el que me reprochaa,

si así fuera1, podría soportarlo;

ni es uno que me odiab el que se ha alzado contra mí,

si así fuera1, podría ocultarme de él;

13 sino tú, que eres mi igual1,

mi compañero, mi íntimo amigoa;

14 nosotros que juntos teníamos dulce comunión,

que con la multitud andábamos en la casa de Diosa.

15 Que la muerte los sorprenda1a,

que desciendan vivos al Seol2b,

porque la maldad está en su morada, en medio de ellos.

¶16 En cuanto a mí, a Dios invocaréa,

y el Señor me salvará.

17 Tardea, mañanab y mediodíac me lamentaré y gemiré,

y Él oirá mi voz.

18 En paz redimirá mi alma de la guerra que hay contra mí1a,

pues son muchos los que están contra míb.

19 Dios oirá y les responderá1a,

El, que reina2 desde la antigüedadb,

(Selah)

porque no hay cambio3 en ellos

ni temen a Diosc.

20 Aquel1 ha extendido sus manos contra los que estaban en paz con éla,

ha violado2 su pactob.

21 Las palabras de su boca eran más blandas que la mantequilla,

pero en su corazón había guerra;

más suaves que el aceite eran sus palabrasa,

sin embargo, eran espadas desnudasb.

¶22 Echa sobre el Señor tu carga1, y Él te sustentaráa;

Él nunca permitirá que el justo sea sacudido2b.

23 Pero tú, oh Dios, los harás caer al pozo de la destrucción1a;

los hombres sanguinariosb y engañadores no vivirán la mitad de sus díasc;

mas yo en ti confiaréd.

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