Cargando…

Salmo 101–105

Salmo 101

Decisión de vivir rectamente

Salmo de David.

La misericordia y la justicia1 cantaréa;

a ti, oh Señor, cantaré alabanzas.

2 Prestaré atención al1 camino de integridad2a.

¿Cuándo vendrás, Señor, a mí?3

En la integridad4 de mi corazónb andaré dentro de mi casa.

3 No pondré cosa indigna1 delante de mis ojosa;

aborrezco la obra de los que se desvíanb;

no se aferrará a mí.

4 El corazón perversoa se alejará de mí;

no conoceré maldad.

5 Destruiré1 al que en secreto calumnia a su prójimoa;

no toleraré al de ojos altanerosb y de corazón arrogante.

¶6 Mis ojos estarán sobre los fieles de la tierra, para que moren conmigo;

el que anda en camino de integridad1a me servirá.

7 El que practica el engañoa no morará en mi casa;

el que habla mentiras no permaneceráb en mi presencia1.

8 Cada mañana destruiré1a a todos los impíos de la tierra,

para extirparb de la ciudad del Señorc a todos los que hacen iniquidad.

Salmo 102

Oración de un afligido

Plegaria de uno que sufre, cuando desmaya y expone su queja* ante el Señor.

Oh Señor, escucha mi oracióna,

y llegue a ti mi clamorb.

2 No escondas de mí tu rostroa en el día de mi angustia;

inclina hacia mí tu oídob;

el día en que te invoco, respóndeme prontoc.

3 Porque mis días han sido consumidos1 en humoa,

y como brasero han sido quemados mis huesosb.

4 Mi corazón ha sido herido como la hierbaa y se ha secadob,

y1 hasta me olvido de comer mi panc.

5 A causa de la intensidad1 de mi gemido

mis huesos se pegan a la piel2a.

6 Me parezco al1 pelícano del desiertoa;

como el búho de las soledades he llegado a ser.

7 No puedo dormir1a;

soy2 cual pájaro solitario sobre un tejado.

¶8 Mis enemigos me han afrentado todo el díaa;

los que me escarnecen1b han usado mi nombre como maldición2c.

9 Porque cenizas he comido por pan,

y con lágrimas he mezclado mi bebidaa,

10 a causa de tu indignación y de tu enojoa;

pues tú me has levantadob y me has rechazado.

11 Mis días son como sombra que se alargaa;

y yo me seco como la hierbab.

¶12 Mas tú, Señor, permaneces1 para siemprea,

y tu nombre2 por todas las generacionesb.

13 Tú te levantarása y tendrás compasión de Siónb,

porque es tiempo de apiadarse de ellac,

pues ha llegado la horad.

14 Ciertamente tus siervos se deleitan en sus piedras,

y se apiadan de su polvo.

15 Y las naciones1 temerán el nombre del Señora,

y todos los reyes de la tierrab, tu gloria.

16 Porque el Señor ha edificado a Sióna,

y se ha manifestado en su gloriab.

17 Ha considerado la oración de los menesterosos1a,

y no ha despreciado su plegaria.

¶18 Esto se escribirá1a para las generaciones futurasb;

para2 que un pueblo aún por crearc alabe3 al Señor4.

19 Pues Él miró desde su excelso santuarioa;

desde el cielo el Señor se fijó en1 la tierrab,

20 para oír el gemido de los prisionerosa,

para poner en libertadb a los condenados a muerte1;

21 para que los hombres anuncien en Sión el nombre del Señora,

y su alabanza en Jerusalén,

22 cuando los pueblos y los reinos se congreguen a unaa

para servir al Señor.

¶23 Él debilitó mis fuerzas en el camino;

acortó mis díasa.

24 Dije: Dios mío, no me lleves en la mitad de mis díasa;

tus años son por todas las generacionesb.

25 Desde la antigüedad tú fundaste la tierraa,

y los cielos son la obra de tus manosb.

26 Ellos perecerána, pero tú permaneces;

y todos ellos como una vestidura se desgastarán,

como vestido los mudarás, y serán cambiados.

27 Pero tú eres el mismo1a,

y tus años no tendrán fin.

28 Los hijos de tus siervosa permanecerán1,

y su descendencia2b será establecida delante de ti.

Salmo 103

Himno de alabanza

Salmo de David.

Bendice, alma mía, al Señora,

y bendiga todo mi ser1 su santo nombreb.

2 Bendice, alma mía, al Señor,

y no olvides ninguno de sus beneficiosa.

3 Él es el que perdona todas tus iniquidadesa,

el que sana todas tus enfermedadesb;

4 el que rescata de la fosa tu vidaa,

el que te corona de bondad y compasiónb;

5 el que colma1 de bienes tus años2a,

para que tu juventud se renueve como el águilab.

¶6 El Señor hace justicia1a,

y juicios a favor de todos los oprimidosb.

7 A Moisés dio a conocer sus caminosa,

y a los hijos de Israel sus obrasb.

8 Compasivo y clemente es el Señora,

lento para la ira y grande en misericordiab.

9 No contenderá con nosotros para siemprea,

ni para siempre guardará su enojob.

10 No nos ha tratado según nuestros pecadosa,

ni nos ha pagado conforme a nuestras iniquidades.

11 Porque como están de altos los cielos sobre la tierraa,

así es de grande su misericordia para los que le temen1.

12 Como está de lejos el oriente del occidente,

así alejó de nosotros nuestras transgresionesa.

13 Como un padre se compadece de sus hijosa,

así se compadece el Señor de los que le temen1.

14 Porque Él sabe de qué estamos hechos1a,

se acuerdab de que somos solo polvoc.

¶15 El hombre, como la hierba son sus díasa;

como la flor del campo, así floreceb;

16 cuando el viento pasa sobre ellaa, deja de ser,

y su lugar ya no la reconoceb.

17 Mas la misericordia del Señor es desde la eternidad hasta la eternidada, para1 los que le temen2,

y su justicia para los hijos de los hijosb,

18 para los que guardan su pactoa

y se acuerdan de sus preceptos para cumplirlos.

¶19 El Señor ha establecido su trono en los cielosa,

y su reino domina sobre todo1b.

20 Bendecid al Señor, vosotros sus ángelesa,

poderosos en fortalezab, que ejecutáis su mandatoc,

obedeciendo la voz de su palabrad.

21 Bendecid al Señor, vosotros todos sus ejércitosa,

que le servís haciendo su voluntadb.

22 Bendecid al Señor, vosotras todas sus obrasa,

en todos los lugares de su dominio.

Bendice, alma mía, al Señor.

Salmo 104

Dios cuida de sus obras

Bendice, alma mía, al Señora.

Señor, Dios mío, cuán grande eres;

te has vestido de esplendor y de majestadb,

2 cubriéndote de luz como con un mantoa,

extendiendo los cielos como una cortinab.

3 Él es el que pone las vigas de sus altos aposentos en las aguasa;

el que hace de las nubes su carrozab;

el que anda sobre las alas del vientoc;

4 que hace de los vientos sus mensajeros1a,

y de las llamas de fuego sus ministros2b.

¶5 Él estableció la tierraa sobre sus cimientos,

para que jamás sea sacudida1.

6 La cubristea con el abismo como con un vestido;

las aguas estaban sobre los montes.

7 A tu reprensión huyerona;

al sonido de tu truenob se precipitaron.

8 Se levantaron los montes, se hundieron los valles,

al lugar que tú establecistea para ellos.

9 Pusiste un límite que no pueden cruzara,

para que no vuelvan a cubrir la tierra.

¶10 Él hace brotar1 manantiales en los vallesa,

corren entre los montes;

11 dan de beber a todas las bestiasa del campo,

los asnos monteses mitigan su sedb.

12 Junto a1 ellos habitan las aves de los cielosa,

elevan2 sus trinos entre las ramas.

13 Él1 riega los montes desde sus aposentos2a,

del fruto de sus obras se sacia la tierra.

¶14 El1 hace brotar la hierbaa para el ganado2,

y las plantasb para el servicio del3 hombre,

para que él4 saque alimento5 de la tierrac,

15 y vinoa que alegra el corazón del hombre,

para que haga brillar con aceite su rostrob,

y alimento1 que fortalece el corazón del hombrec.

16 Los árboles del Señor se sacian,

los cedros del Líbano que Él plantó,

17 donde hacen sus nidos las avesa,

y la cigüeñab, cuya morada está en1 los cipreses.

¶18 Los montes altos son para las cabras montesesa;

las peñasb son refugio para los tejonesc.

19 Él hizo la luna para medir las estacionesa;

el solb conoce el lugar de su ocaso.

20 Tú ordenas la oscuridad y se hace de nochea,

en ella andan1 todas las bestias del bosqueb.

21 Rugen los leoncillosa tras su presa,

y buscan1 de Dios su comidab.

22 Al salir el sol se esconden,

y se echan en sus guaridasa.

23 Sale el hombre a su trabajoa,

y a su labor hasta el atardecer.

¶24 ¡Cuán numerosas son tus obras, oh Señora!

Con sabiduríab las has hecho todas;

llena está la tierrac de tus posesiones1.

25 He allí1 el mara, grande y anchuroso2,

en el cual hay un hervidero innumerable

de animales tanto pequeños como grandes.

26 Allí surcan las navesa,

y el1 Leviatán2b que hiciste para jugar en él.

¶27 Todos ellos esperan en tia,

para que les des su comidab a su tiempo.

28 Tú les das, ellos recogen;

abres tu manoa, se sacian de bienes.

29 Escondes tu rostroa, se turban;

les quitas el aliento1b, expiran,

y vuelven al2 polvoc.

30 Envías tu Espíritu1a, son creados,

y renuevas la faz de la tierra.

¶31 ¡Sea para siempre la gloria del Señora!

¡Alégrese el Señor en sus obrasb!

32 Él1 mira a la tierra, y ella tiemblaa;

toca los montes, y humeanb.

33 Al Señor cantaré1 mientras yo viva2a;

cantaré alabanzas a mi Diosb mientras yo exista.

34 Séale agradable mi meditacióna;

yo me alegraré en el Señorb.

35 Sean consumidos de la tierra los pecadoresa,

y los impíos dejen de serb.

Bendice, alma mía, al Señorc.

¡Aleluya1d!

Salmo 105

Las obras maravillosas del Señor en favor de Israel

aDad gracias al Señorb, invocad su nombrec;

dad a conocer sus obrasd entre los pueblos.

2 Cantadle, cantadle alabanzasa;

hablad de1 todas sus maravillasb.

3 Gloriaos1 en su santo nombre;

alégrese el corazóna de los que buscan al Señor.

4 Buscad al Señor y su fortalezaa;

buscad su rostro continuamenteb.

5 Recordad las maravillas que Él ha hechoa,

sus prodigios y los juicios de su bocab,

6 oh simiente de Abraham, su siervoa,

hijos de Jacobb, sus escogidosc.

7 Él es el Señor nuestro Dios;

sus juiciosa están en toda la tierra.

¶8 Para siempre se ha acordado de su pactoa,

de la palabra que ordenó a mil generacionesb,

9 del pacto que hizo con Abrahama,

y de su juramento a Isaacb.

10 También lo confirmó a Jacoba por estatuto,

a Israel como pacto eterno,

11 diciendo: A ti te daré la tierra de Canaána

como porción1 de vuestra heredadb.

12 Cuando eran pocos en númeroa,

muy pocos, y forasteros en ellab,

13 y vagaban de nación en nación,

y de un reino a otro pueblo,

14 Él no permitió que nadie los oprimieraa,

y por amor a ellos reprendió a reyesb, diciendo:

15 No toquéis a mis ungidosa,

ni hagáis mal a mis profetas.

¶16 Y llamó al hambre sobre la tierraa,

quebró todo sustento de panb.

17 Envió a un hombre delante de ellosa,

a José, vendido como esclavob.

18 Con grillos afligieron sus pies,

él mismo fue puesto en cadenas1a,

19 hasta que

Leer más



Un servicio de Software Bíblico Logos