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Mateo 22:1–13

Parábola del banquete de bodas

Tomando Jesús la palabra, les habló otra vez en parábolas, diciendo:

aEl reino de los cielos puede compararse a1 un rey2 que hizo un banquete de bodasb para su hijo.

Y envió a sus siervosa a llamar a los que habían sido invitados a las bodas, pero no quisieron venir.

De nuevo envió otros siervosa, diciendo: Decid a los que han sido invitados: «Ved, ya he preparado mi banquete; he matado mis novillos y animales cebados, y todo está aparejado; venid a las bodas».

Pero ellos no hicieron caso y se fueron: uno a su campo, otro a sus negocios,

y los demás, echando mano a los siervos, los maltrataron y los mataron.

Entonces el rey se enfureció, y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos asesinos e incendió su ciudad.

Luego dijo* a sus siervos: «La boda está preparada, pero los que fueron invitados no eran dignos.

»Id, por tanto, a las salidas de los caminosa, e invitad a las bodas a cuantos encontréis».

10 Y aquellos siervos salieron por los caminos, y reunieron a todos los que encontraron, tanto malos como buenos; y el salón de bodas se llenó de comensales1.

11 Pero cuando el rey entró a ver a los comensales, vio allí a uno que no estaba vestido con traje de bodaa,

12 y le dijo*: «Amigoa, ¿cómo entraste aquí sin1 traje de boda?». Y él enmudeció.

13 Entonces el rey dijo a los sirvientes: «Atadle las manos y los pies, y echadlo a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientesa».

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