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Mateo 13:24–50

Parábola del trigo y la cizaña

24 Jesús les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielosa puede compararse a1 un hombre que sembró buena semilla en su campo.

25 Pero mientras los hombres dormían, vino su enemigo y sembró cizaña1 entre el trigo, y se fue.

26 Cuando el trigo1 brotó y produjo grano, entonces apareció también la cizaña.

27 Y los siervos del dueño fueron y le dijeron: «Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿Cómo1, pues, tiene cizaña?».

28 Él les dijo: «Un enemigo1 ha hecho esto». Y los siervos le dijeron*: «¿Quieres, pues, que vayamos y la recojamos?».

29 Pero él dijo*: «No, no sea que al recoger la cizaña, arranquéis el trigo junto con ella.

30 »Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega; y al tiempo de la siega diré a los segadores: “Recoged primero la cizaña y atadla en manojos para quemarla, pero el trigo recogedlo en mi graneroa”».

Parábola del grano de mostaza

31 Les refirió otra parábola, diciendo: aEl reino de los cielos es semejante a un grano de mostazab, que un hombre tomó y sembró en su campo,

32 y que de todas las semillas es la más pequeña; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de modo que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramasa.

Parábola de la levadura

33 Les dijo otra parábola: aEl reino de los cielos es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas1 de harina hasta que todo quedó fermentadob.

34 Todo esto habló Jesús en parábolas a las multitudes, y nada les hablaba sin parábolaa,

35 para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta, cuando dijo:

Abriré mi boca en parábolas;

hablare de cosas ocultas desde la fundacion del mundoa.

Explicación de la parábola del trigo y la cizaña

36 Entonces dejó a la multitud y entró en la casaa. Y se le acercaron sus discípulos, diciendo: Explícanos la parábola de la cizaña del campob.

37 Y respondiendo Él, dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombrea,

38 y el campo es el mundo; y la buena semilla son1 los hijos del reinoa, y la cizaña son los hijosb del malignoc;

39 y el enemigo que la sembró es el diablo, y la siega es el fin1 del mundo2a, y los segadores son los ángeles.

40 Por tanto, así como la cizaña se recoge y se quema en el fuego, de la misma manera será en el fin1 del mundo2a.

41 El Hijo del Hombrea enviará a sus ángelesb, y recogerán de su reino a todos los que son piedra de tropiezo1 y a los que hacen iniquidadc;

42 y los echarán en el horno de fuegoa; allí será el llanto y el crujir de dientesb.

43 Entonces los justos resplandecerán como el sola en el reino de su Padre. El que tiene oídos1, que oigab.

Parábolas del tesoro escondido y la perla de gran valor

44 El reino de los cielosa es semejante a un tesoro escondido en el campo, que al encontrarlo un hombre, lo vuelve a esconder, y de alegría por ello, va, vende todo lo que tieneb y compra aquel campo.

45 El reino de los cielosa también es semejante a un mercader que busca perlas finas,

46 y al encontrar una perla de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía y la compró.

Parábola de la red barredera

47 El reino de los cielosa también es semejante a una red barredera que se echó en el mar, y recogió peces de toda clase;

48 y cuando se llenó, la sacaron a la playa; y se sentaron y recogieron los peces buenos en canastas1, pero echaron fuera los malos.

49 Así será en el fin1 del mundo2a; los ángeles saldrán, y sacarán3 a los malos de entre los justos,

50 y los arrojarán en el horno de fuegoa; allí será el llanto y el crujir de dientesb.

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