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Lucas 14:12–24

12 Y dijo también al que le había convidado: Cuando ofrezcas una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos, no sea que ellos a su vez también te conviden y tengas ya tu1 recompensa.

13 Antes bien, cuando ofrezcas un banquete, llama a pobres, mancos1, cojos, ciegos,

14 y serás bienaventurado1, ya que ellos no tienen para recompensarte; pues serás recompensado en la resurrección de los justosa.

Parábola de la gran cena

15 Cuando uno de los que estaban sentados1 con Él a la mesa oyó esto, le dijo: ¡Bienaventurado2 todo el que coma pan en el reino de Diosa!

16 aPero Él le dijo: Cierto hombre dio una gran cena, e invitó a muchos;

17 y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los que habían sido invitados: «Venid, porque ya todo está preparado».

18 Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero le dijo: «He comprado un terreno1 y necesito ir a verlo; te ruego que me excuses».

19 Y otro dijo: «He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos; te ruego que me excuses».

20 También otro dijo: «Me he casado, y por eso no puedo ira».

21 Cuando el siervo regresó, informó de todo esto a su señor. Entonces, enojado el dueño de la casa, dijo a su siervo: «Sal enseguida por las calles y callejones de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos1, los ciegos y los cojos».

22 Y el siervo dijo: «Señor, se ha hecho lo que ordenaste, y todavía hay lugar».

23 Entonces el señor dijo al siervo: «Sal a los caminos y por los cercados, y oblígalos a entrar para que se llene mi casa.

24 »Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron invitados probará mi cena».

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