Isaías 6:1–8
En el año de la muerte del rey Uzíasa vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublimeb, y la orla de su manto llenaba el templo.
2 Por encima de Él había1 serafines; cada uno tenía seis alasa: con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies y con dos volaban.
3 Y el uno al otro daba voces, diciendo1:
Santo, Santo, Santo, es el Señor de los ejércitosa,
llena está toda la tierra de2 su gloriab.
4 Y se estremecieron los cimientos1 de los umbrales a la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humoa.
¡Ay de mí! Porque perdido estoya,
pues soy hombre de labios inmundosb
y en medio de un pueblo de labios inmundos habitoc,
porque han visto mis ojos al Rey, el Señor de los ejércitosd.
¶6 Entonces voló hacia mí uno de los serafines con un carbón encendido en su mano, que había tomado del altara con las tenazas;
7 y con él tocó mi boca, y dijo: He aquí, esto ha tocado tus labiosa, y es quitada tu iniquidad y perdonado1 tu pecadob.
8 Y oí la voz del Señora que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí: Heme aquí; envíame a míb.