Cargando…

Hebreos 12:2–11

2 puestos los ojos en1 Jesús, el autor y consumador2 de la fea, quien por el gozo puesto delante de Él soportó la cruzb, menospreciando la vergüenzac, y se ha sentado a la diestra del trono de Diosd.

3 Considerad, pues, a aquel que soportó tal hostilidad de1 los pecadores contra sí mismoa, para que no os canséis ni os desaniméis en vuestro corazón2b.

4 Porque todavía, en vuestra lucha contra el pecado, no habéis resistidoa hasta el punto de derramar sangre1b;

5 además, habéis olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige:

Hijo mío, no tengas en poco la disciplina del Señor,

ni te desanimesa al ser reprendido por Élb;

6 porque el Señor al que ama, disciplinaa,

y azota a todo el que recibe por hijob.

7 Es para vuestra corrección1 que sufrís2; Dios os trata como a hijosa; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline?

8 Pero si estáis sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces sois hijos ilegítimos y no hijos verdaderosa.

9 Además, tuvimos padres terrenales1 para disciplinarnos, y los respetábamosa, ¿con cuánta más razón no estaremos sujetos al Padre de nuestros2 espíritusb, y viviremosc?

10 Porque ellos nos disciplinaban por pocos días como les parecía, pero Él nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de su santidada.

11 Al presente ninguna1 disciplina parece ser2 causa de gozo, sino de tristeza3a; sin embargo, a los que han sido ejercitados4 por medio de5 ella, les da después fruto apacible de justiciab.

Leer más



Un servicio de Software Bíblico Logos