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Génesis 3:1–20

Desobediencia y caída del hombre

Y la serpiente era más astutaa que cualquiera de los animales del campo que el Señor Dios había hecho. Y dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: «No comeréis de ningún árbol del huerto»?

2 Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer;

3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto, ha dicho Dios: «No comeréis de él, ni lo tocaréis, para que no muráisa».

4 Y la serpiente dijo a la mujer: Ciertamente no moriréisa.

5 Pues Dios sabe que el día que de él comáis, serán abiertos vuestros ojos y seréis como Dios, conociendo el bien y el mala.

6 Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable1 a los ojos, y que el árbol era deseable para alcanzar sabiduría2, tomó de su fruto y comió; y dio también a su marido que estaba con ella, y él comióa.

7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudosa; y cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales1.

Sentencia por el pecado y promesa de redención

8 Y oyeron al1 Señor Dios que se paseabaa en el huerto al fresco2 del día; y el hombre y su mujer se escondieronb de la presencia del Señor Dios entre los árboles del huerto.

9 Y el Señor Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estása?

10 Y él respondió: Te oí1 en el huerto, y tuve miedoa porque estaba desnudo, y me escondí.

11 Y Dios le dijo: ¿Quién te ha hecho saber que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del cual te mandé que no comieras?

12 Y el hombre respondió: La mujer que tú me diste por compañera1 me dio del árbol, y yo comía.

13 Entonces el Señor Dios dijo a la mujer: ¿Qué es esto que has hecho? Y la mujer respondió: La serpiente me engañóa, y yo comí.

14 Y el Señor Dios dijo a la serpiente:

Por cuanto has hecho esto,

malditaa serás1 más que todos los animales,

y más que todas las bestias del campo;

sobre tu vientre andarás,

y polvo comerásb

todos los días de tu vida.

15 Y pondré enemistad

entre ti y la mujera,

y entre tu simiente y su simiente;

él te herirá en1 la cabeza,

y tú lo herirás en el calcañarb.

16 A la mujer dijo:

En gran manera multiplicaré

tu dolor en el parto1,

con dolor darás a luz los hijosa;

y con todo, tu deseo será para tu marido,

y él tendrá dominio sobre tib.

17 Entonces dijo a Adán: Por cuanto has escuchado la voz de tu mujer y has comido del árbol del cual te ordené, diciendo: «No comerás de él»,

malditaa será1 la tierra por tu causa;

con trabajo2b comerás de ella

todos los días de tu vida.

18 Espinos y abrojos te producirá,

y comerás de las plantas1 del campo.

19 Con el sudor de tu rostro

comerás el pan

hasta que vuelvas a la tierraa,

porque de ella fuiste tomado;

pues polvo eresb,

y al polvo volverás.

20 Y el hombre le puso por nombre Eva1a a su mujer, porque ella era la madre de todos los vivientes.

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