Daniel 4:15–19
15 “Pero dejad en tierra el tocón1 con2 sus raícesa,
con ataduras de hierro y bronce
entre la hierba del campo;
que se empape con el rocío del cielo,
y comparta3 con las bestias la4 hierba de la tierra.
16 “Sea cambiado su corazón de hombre,
y séale dado corazón de bestia,
y pasen sobre él siete tiempos1a.
17 “Esta sentencia es por decreto de los vigilantes,
y la orden es por decisión de los santos,
con el fin de que sepan los vivientes
que el Altísimo domina sobre el reino de los hombres,
y se lo da a quien le placea,
y pone sobre él al más humilde de los hombresb”.
18 »Este es el sueño que yo, el rey Nabucodonosor, he tenido1. Y tú, Beltsasar, dime su interpretación, ya que ninguno de los sabios de mi reino ha podido darme a conocer su interpretacióna; pero tú puedes, porque el espíritu de los dioses santos está en tib».
¶19 Entonces Daniel, a quien llamaban Beltsasar, se quedó atónito por un momento, y le turbaron sus pensamientosa. El rey habló, y dijo: «Beltsasar, no dejes que el sueño ni su interpretación te turbenb».” Beltsasar respondió, y dijo: «Señor míoc; sea el sueño para los que te odian, y su interpretación para tus adversariosd.