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2º Reyes 17:24–41

24 Y el rey de Asiria trajo hombres de Babilonia, de Cuta, de Ava1a, de Hamatb y de Sefarvaim, y los puso en las ciudades de Samaria en lugar de los hijos de Israel. Y tomaron posesión de Samaria y habitaron en sus ciudadesc.

25 Y aconteció que como al principio de habitar ellos allí, no temieron al Señora, el Señor envió leones entre ellos que mataron a muchos de ellos.

26 Entonces hablaron al rey de Asiria, diciendo: Las naciones que has llevado al destierro a las ciudades de Samaria, no conocen la costumbre del dios de la tierra; por eso él ha enviado leones entre ellos, y he aquí, los leones los matan porque ellos no conocen la costumbre del dios de la tierra.

27 Y el rey de Asiria ordenó, diciendo: Llevad allá a uno de los sacerdotes que llevasteis al destierro1, y que él vaya y habite2 allí; y que les enseñe la costumbre del dios de la tierra.

28 Y vino uno de los sacerdotes que habían llevado al destierro desde Samaria, y habitó en Betel, y les enseñó cómo habían de temer al Señor.

29 Pero cada nación continuó haciendo sus propios dioses, y los pusieron en las casas de los lugares altos que los samaritanos habían hechoa, cada nación en las1 ciudades en que habitaban.

30 Y los hombres de Babilonia hicieron a Sucot-benot; los hombres de Cutaa hicieron a Nergal; los hombres de Hamat hicieron a Asima;

31 y los aveos hicieron a Nibhaz y a Tartac; y los de Sefarvaim quemaban a sus hijos en el fuegoa como ofrenda a Adramelecb y Anamelec, dioses de Sefarvaimc.

32 También temían al Señora y nombraron de entre sí1 sacerdotes de los lugares altos, que oficiaban por ellos en las casas de los lugares altosb.

33 Temían al Señor y servían a sus dioses conforme a la costumbre de las naciones de donde habían sido llevados al destierro.

34 Hasta el día de hoy siguen haciendo conforme a sus antiguas costumbres. No temen al Señor, ni siguen1 sus estatutos ni sus ordenanzas ni la ley ni el mandamiento que el Señor había ordenado a los hijos de Jacob, a quien puso el nombre de Israela,

35 con los cuales el Señor hizo un pacto y les ordenó, diciendo: No temeréis a otros diosesa ni os inclinaréis ante ellos, no los serviréis ni les ofreceréis sacrificiosb.

36 Sino que al Señor, que os hizo subir de la tierra de Egiptoa con gran poder y con brazo extendidob, a Él temeréis y ante Él os inclinaréisc y a Él ofreceréis sacrificios.

37 Y los estatutos, las ordenanzas, la ley y el mandamiento que Él os escribióa, cuidaréis de cumplirlos siempre, y no temeréis a otros dioses.

38 Y el pacto que he hecho con vosotros, no lo olvidaréis, ni temeréis a otros diosesa.

39 Sino que al Señor vuestro Dios temeréis, y Él os librará de la mano de todos vuestros enemigos.

40 Pero ellos no escucharon, sino que hicieron conforme a su antigua costumbre.

41 Y aunque estas naciones temían al Señor, también servían a sus ídolos1a; y de la misma manera que hicieron sus padres, así hacen hasta hoy sus hijos y sus nietos.

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