1 Juan 2:28–3:11
28 Y ahora, hijos1a, permaneced en Él, para que cuando se manifiesteb, tengamos confianzac y no nos apartemos de Él avergonzados2d en su venida3e.
29 Si sabéis que Él es justoa, sabéis también que todo el que hace justicia es nacido1 de Élb.
Mirad cuán gran amor1 nos ha otorgado el Padrea, para que seamos llamados hijos de Diosb; y eso somos. Por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Élc.
2 Amadosa, ahora somos hijos de Diosb y aún no se ha manifestado lo que habremos de serc. Pero sabemos que cuando Él se manifieste1d, seremos semejantes a Éle porque le veremos como El esf.
3 Y todo el que tiene esta esperanza puesta en Éla, se purifica, así como Él es purob.
4 Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley1, pues2 el pecado es infracción de la ley1a.
5 Y vosotros sabéis que Él se manifestóa a fin de quitar los1 pecadosb, y en Él no hay pecadoc.
6 Todo el que permanece en Él, no pecaa; todo el que peca, ni le ha visto ni le ha conocidob.
7 Hijos míos1a, que nadie os engañeb; el que practica la justicia es justoc, así como Él es justo.
8 El que practica el pecado es del diabloa, porque el diablo ha pecado1 desde el principio. El Hijo de Diosb se manifestó con este propósitoc: para destruir2 las obras del diablod.
9 Ninguno que es nacido1 de Diosa practica2 el pecadob, porque la simiente de Dios3 permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido1 de Dios.
10 En esto se reconocen1 los hijos de Diosa y los hijos del diablob: todo aquel que no practica la justicia, no es de Dios; tampoco aquel que no amac a su hermanod.
11 Porque este es el mensajea que habéis oído desde el principiob: que nos amemos unos a otrosc;