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La Biblia de las Américas
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Discurso de Esteban

Y el sumo sacerdote dijo: ¿Es esto así?

2 Y él dijo: Escuchadme, hermanos y padresa. El Dios de gloriab apareció a nuestro padre Abraham cuando estaba en Mesopotamia, antes que habitara en Haránc,

3 y le dijo: «Sal de tu tierra y de tu parentela, y ve a la tierra que yo te mostraréa».

4 Entonces él salió de la tierra de los caldeos y se radicó en Harána. Y de allí, después de la muerte de su padre, Dios lo trasladó a esta tierra en la cual ahora vosotros habitáisb.

5 No le dio en ella heredad, ni siquiera la medida de la planta del pie, y sin embargo, aunque no tenía hijo, prometió que se la daría en posesión a él y a su descendencia después de éla.

6 Y Dios dijo así: «aQue sus descendientes serían extranjeros en una tierra extraña, y que serían esclavizados y maltratados1 por cuatrocientos años.

7 »Pero yo mismo juzgaré a cualquier nación de la cual sean esclavos»—dijo Dios—«y después de eso saldrán y me servirán1 en este lugara.”

8 Y Dios le dio el pacto1 de la circuncisióna; y así Abraham vino a ser el padre de Isaac, y lo circuncidó al octavo díab; e Isaac vino a ser el padre de Jacobc, y Jacob de los doce patriarcasd.

9 Y los patriarcas tuvieron envidia de José y lo vendieron para Egiptoa. Pero Dios estaba con él,

10 y lo rescató de todas sus aflicciones, y le dio graciaa y sabiduría delante de Faraón, rey de Egipto, y este lo puso por gobernador sobre Egipto y sobre toda su casa.

11 Entonces vino hambre sobre todo Egipto y Canaána, y con ella gran aflicción; y nuestros padres no hallaban alimentos.

12 Pero cuando Jacob supo1 que había grano2 en Egiptoa, envió a nuestros padres allá la primera vez.

13 En la segunda visita, José se dio a conocer a sus hermanosa, y conoció1 Faraón el linaje de Joséb.

14 Y José, enviando mensaje, mandó llamar a Jacob su padre y a toda su parentelaa, en total setenta y cincob personasc.

15 Y Jacob descendió a Egipto, y allí murióa él y también nuestros padres.

16 Y de allí fueron trasladados a Siquem, y puestos en el sepulcro que por una suma de dinero había comprado Abraham a los hijos de Hamora en Siquem.

17 Pero a medida que se acercaba el tiempoa de la promesa que Dios había confirmado a Abraham, el pueblo crecía y se multiplicaba en Egiptob,

18 hasta que surgió otro rey en Egipto que no sabía nada de Joséa.

19 Este rey, obrando con astucia contra nuestro pueblo1, maltrató a nuestros padres, a fin de que expusieran a la muerte a2 sus niños para que no vivierana.

20 Fue por ese tiempo que Moisés nació. Era hermoso a la vista de Dios1, y fue criado por tres meses en la casa de su padrea.

21 Después de ser abandonado1 para morir, la hija de Faraón se lo llevó2 y lo crió como su propio hijoa.

22 Y Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipciosa, y era un hombre poderoso en palabras y en hechos.

23 Pero cuando iba a cumplir la edad de cuarenta añosa, sintió1 en su corazón el deseo de visitar a sus hermanos, los hijos de Israelb.

24 Y al ver que uno de ellos era tratado injustamente, lo defendió y vengó al1 oprimido matando2 al egipcio.

25 Pensaba que sus hermanos entendían que Dios les estaba dando libertad1 por medio de él2, pero ellos no entendieron.

26 Al día siguiente se les presentó, cuando dos de ellos reñían, y trató de poner paz entre ellos, diciendo: «Varones, vosotros sois hermanos, ¿por qué os herís1 el uno al otroa?».

27 Pero el que estaba hiriendo1 a su prójimo lo empujó, diciendo: «¿Quién te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotrosa?

28 »¿Acaso quieres matarme como mataste ayer al egipcioa?».

29 Al oír estas palabras, Moisés huyo y se convirtió en extranjero en la tierra de Madiána, donde fue padre de dos hijosb.

30 Y pasados cuarenta años, se le apareció un ángela en el desierto del monte Sinaí, en la llama de una zarza que ardíab.

31 Al ver esto, Moisés se maravillaba de la visión, y al acercarse para ver mejor, vino a él la voz del Señor:

32 «Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, de Isaac, y de Jacoba». Moisés temblando, no se atrevía a mirar.

33 Pero el Señor le dijo: «Quítate las sandalias de los pies, porque el lugar donde estás es tierra santaa.

34 »Ciertamente he visto la opresión de mi pueblo en Egipto y he oído sus gemidos, y he descendido para librarlosa; ven1 ahora y te enviaré a Egiptob».

35 Este Moisés, a quien ellos rechazaron, diciendo: «¿Quién te ha puesto por gobernante y jueza?» es el mismo que Dios envió1 para ser gobernante y libertador con la ayuda2 del ángel que se le apareció en la zarza.

36 Este hombre los sacóa, haciendo prodigios y señales1b en la tierra de Egipto, en el mar Rojo y en el desierto por cuarenta añosc.

37 Este es el mismo Moisés que dijo a los hijos de Israel: «Dios os levantará un profeta como yo1 de entre vuestros hermanosa».

38 Este es el que estaba en la congregación1 en el desiertoa junto con el ángel que le hablaba en el monte Sinaíb, y con nuestros padres, y el que recibió palabras2c de vidad para transmitirlas a vosotros;

39 al cual nuestros padres no quisieron obedecer1, sino que lo repudiaron, y en sus corazones regresaron a Egiptoa,

40 diciendo a Aaron: “Haznos dioses que vayan delante de nosotros, porque a este Moises que nos saco de la tierra de Egipto, no sabemos lo que le haya pasadoa.”

41 En aquellos días hicieron un becerro y ofrecieron sacrificio al ídoloa, y se regocijaban en las obras de sus manosb.

42 Pero Dios se apartó de ellos y los entregó para que sirvieran1 al ejército del cielo2a, como está escrito en el libro de los profetas: ¿bAcaso fue a mí a quien ofrecisteis victimas y sacrificios en el desierto por cuarenta añosc, casa de Israel?

43 También llevasteis el tabernáculo de Moloc, y la estrella del dios Rentan, las imágenes que hicisteis para adorarlas. Yo también os deportaré más allá de Babilonia.

44 Nuestros padres tuvieron el tabernáculo del testimonio en el desierto, tal como le había ordenado que lo hiciera el que habló a Moisés, conforme al modelo que había vistoa.

45 A su vez, habiéndolo recibido, nuestros padres lo introdujeron con Josué al tomar1 posesión de las naciones2 que Dios arrojó de delante de nuestros padresa, hasta los días de David.

46 Y David1 halló gracia delante de Diosa, y pidió el favor de hallar una morada para el Dios2 de Jacobb.

47 Pero fue Salomón quien le edificó una casaa.

48 Sin embargo, el Altísimoa no habita en casas hechas por manos de hombres; como dice el profeta:

49 aEl cielo es mi trono,

y la tierra el estrado de mis pies;

¿que casa me edificaréis?—dice el Señor—

¿O cuál es el lugar de mi reposo?

50 ¿No fue mi mano la que hizo todas estas cosas?

51 Vosotros, que sois duros de cerviz e incircuncisos de corazóna y de oídos, resistís siempre al Espíritu Santo; como hicieron vuestros padres, así también hacéis vosotros.

52 ¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padresa? Ellos mataron a los que antes habían anunciado la venida del Justob, del cual ahora vosotros os hicisteis entregadores y asesinosc;

53 vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángelesa y sin embargo no la guardasteis.

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Reconociendo la crítica necesidad de una traducción exacta de la Biblia, y en un español contemporáneo, Lockman Bible Ministries, a través del departamento de traducciones, ha producido La Biblia de las Américas®, la cual es una traducción de los idiomas originales de las Escrituras y presenta la Palabra de Dios en forma clara y comprensible; por tanto, fácil de leerse y de ser entendida por todos, además de ser muy conveniente para estudios bíblicos serios.

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CONFIABLE: Porque se tradujo literal y objetivamente. Ud. puede confiar que en el español se representan con exactitud y claridad las palabras de los idiomas originales. LBLA® es la primera Biblia en español que fue producida por un equipo internacional e interdenominacional de eruditos evangélicos de varios países de América Latina y también de España y los Estados Unidos. Se terminó en 1986 después de quince años de ardua labor. The Lockman Foundation, que produjo LBLA® , es conocida en el campo bíblico como un líder en la producción y publicación de Biblias fieles a los idiomas originales.

FÁCIL DE LEER: Porque se han observado las reglas de la gramática española moderna en un estilo ágil y ameno en un texto de alta calidad literaria y sumamente comprensible. Esta versión se ha producido con la firme convicción de que las Sagradas Escrituras, según fueron escritas originalmente en hebreo, arameo y griego, fueron inspiradas por Dios, y son de provecho para la formación integral del cristiano. Puesto que las Escrituras son la eterna palabra de Dios, hablan siempre con renovado poder a cada generación para dar sabiduría que lleva a la salvación en Cristo, equipando al creyente para disfrutar de una vida abundante y feliz en la tierra, y constituyéndolo en testimonio viviente de la verdad para la gloria eterna de Dios.

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