Cuando ya llegaba él cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a gran voz por todas las maravillas que habían visto. Ellos decían:
—¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor! ¡Paz en el cielo, y gloria en las alturas!
Entonces, algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron:
—Maestro, reprende a tus discípulos.
El respondió diciéndoles:
—Os digo que si éstos callan, las piedras gritarán.
Luke 19:37–40