Digo, pues: Andad en el Espíritu, y así jamás satisfaréis los malos deseos de la carne. Porque la carne desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu lo que es contrario a la carne. Ambos se oponen mutuamente, para que no hagáis lo que quisierais. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.
Ahora bien, las obras de la carne son evidentes. Estas son: fornicación, impureza, desenfreno, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, ira, contiendas, disensiones,...
Galatians 5:16–24