Porque si lo que se desvanecía era por medio de gloria, ¡cuánto más excede en gloria lo que permanece!
Así que, teniendo tal esperanza, actuamos con mucha confianza; no como Moisés, quien ponía un velo sobre su cara para que los hijos de Israel no se fijaran en el fin de lo que se estaba desvaneciendo. Sin embargo, sus mentes fueron endurecidas; pues hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, el mismo velo sigue puesto, porque sólo en Cristo es quitado.
2 Corinthians 3:11–14