Pasó luego a contarle a la gente esta parábola:
—Un hombre plantó un viñedo, se lo arrendó a unos labradores y se fue de viaje por largo tiempo. Llegada la cosecha, mandó un siervo a los labradores para que le dieran parte de la cosecha. Pero los labradores lo golpearon y lo despidieron con las manos vacías. Les envió otro siervo, pero también a éste lo golpearon, lo humillaron y lo despidieron con las manos vacías. Entonces envió un tercero, pero aun a éste lo hirieron y lo expulsaron.
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Luke 20:9–16