»Desciende, siéntate en el polvo,
hija virginal de Babilonia;
siéntate en el suelo, hija de los caldeos,
pues ya no hay trono.
Nunca más se te llamará
tierna y delicada.
Toma piedras de molino, y muele la harina;
quítate el velo.
Levántate las faldas, desnúdate las piernas,
y cruza los ríos.
Tu desnudez quedará al descubierto;
quedará expuesta tu vergüenza.
Voy a tomar venganza,
y a nadie...
Isaiah 47:1–15