Pero no todos tienen conocimiento de esto. Algunos siguen tan acostumbrados a los ídolos, que cuando comen carne a sabiendas de que ha sido sacrificada a un ídolo, su conciencia se contamina por ser débil. Pero lo que comemos no nos acerca a Dios; no somos mejores por comer ni peores por no comer.
Sin embargo, tengan cuidado de que su libertad no se convierta en motivo de tropiezo para los débiles.
1 Corinthians 8:7–9